Skip to content
  lunes 20 octubre 2025
Novedad
octubre 20, 202525.000 muertos, segregación y malaria: la historia oculta del canal de Panamá en una epopeya literaria octubre 20, 2025La historia desconocida de Ángel María de Lera, uno de los mejores novelistas sobre la Guerra Civil octubre 20, 2025Pesadilla octubre 20, 2025HBO no es solo drama, también es comedia alternativa: estas 12 series de nicho lo demuestran octubre 20, 2025Un país de (grandes) secundarios octubre 20, 2025La distopía trumpiana consigue que resurja el cine político octubre 20, 2025Blanca Soroa: “Si alguna amiga me dice que quiere ser monja me sorprendería mucho” octubre 20, 2025Daniel Guzmán: “Con 16 años la policía me pegó una paliza y estuve tres días en comisaría” octubre 20, 2025Ruth Díaz Barrigón (Amazon): “Me gustaría tener hoy la sabiduría que tendré con 90 años” octubre 19, 2025La soflama de Angélica Liddell contra el lector complaciente
  • Entradas
  • Sobre Nosotros
  • Contacto
EscritoresdeÉlite | Todo lo que pase en la Élite lo contamos.
  • Arte
  • Cine
  • Televisión
  • Cultura
  • Libros
  • Teatro
  • Historia
  • Contacto
EscritoresdeÉlite | Todo lo que pase en la Élite lo contamos.
EscritoresdeÉlite | Todo lo que pase en la Élite lo contamos.
  • Arte
  • Cine
  • Televisión
  • Cultura
  • Libros
  • Teatro
  • Historia
  • Contacto
  • Entradas
  • Sobre Nosotros
  • Contacto
EscritoresdeÉlite | Todo lo que pase en la Élite lo contamos.
  Cine  Kathryn Bigelow reactiva el ‘thriller’ nuclear: “Me interesa el cine que nos lleva a lugares donde nunca hemos estado”
Cine

Kathryn Bigelow reactiva el ‘thriller’ nuclear: “Me interesa el cine que nos lleva a lugares donde nunca hemos estado”

octubre 9, 2025
FacebookX TwitterPinterestLinkedInTumblrRedditVKWhatsAppEmail

En el colegio de la pequeña Kathryn Bigelow, y en muchos más de Estados Unidos en los sesenta, a veces sonaba una alarma. No la del recreo o la vuelta a casa. Una distinta, que la cineasta aún recuerda. Cualquiera, niños incluidos, conocía de sobra el protocolo: colocarse debajo de los pupitres y esperar. Solo podían salir cuando los profesores les autorizaban, señal de que el enésimo simulacro atómico había pasado. Hasta el siguiente. “Así de inmediato se percibía. Durante y después de la Guerra Fría hubo conversaciones, acuerdos, y luego todo se detuvo. Se firmaron tratados de desarme, pero también han desaparecido. La amenaza solo ha escalado y, aun así, no hablamos de ello”, lamentaba la directora ante un grupo de periodistas internacionales hace un mes, en el festival de Venecia. De esas reflexiones surgió Una casa llena de dinamita, un thriller nuclear que se estrena este viernes, 10 de octubre, en las salas españolas, antes de pasar a Netflix dentro de dos semanas. A sus 73 años, Bigelow ya no se esconde bajo el escritorio. Al revés, se ha puesto de pie encima de él, para avisar a todo el mundo. Ahora, es ella misma la que hace sonar la alarma.

“Es una amenaza silenciosa, como si viviéramos bajo la sombra de la paz. Durante décadas no hemos debatido estos temas. Quería abrir la caja de Pandora y mirar en su interior. Espero que la película fomente una conversación, el conocimiento es poder”, aseguraba en Venecia la creadora. De ahí que haya filmado otro protocolo: el que se desata cuando un misil atómico sobrevuela EE UU rumbo a destruir la ciudad de Chicago. Quedan 18 minutos antes de que millones de vidas desaparezcan, junto con la ilusión de una superpotencia intocable. Funcionarios, analistas y políticos, del Pentágono a la Agencia Nacional de Seguridad, se lanzan contra reloj a estudiar el origen, opciones, medidas. La cadena de mando va escalando hasta que todo se reduce a un único ser humano, que tiene la palabra final y acceso exclusivo al botón rojo: el presidente.

Mucho antes de provocar escalofríos en el público, la película inquietó a sus propios creadores. “Mientras rodábamos, se fue volviendo cada vez más actual”, subraya. El guion, de Noah Oppenheim, procede de charlas e investigaciones con equipos gubernamentales y fuentes muy conocedoras del proceso auténtico. Se ve, pues, lo que presumiblemente sucedería. Cierta es, por ejemplo, la probabilidad que cita el largometraje de parar en vuelo un eventual ataque nuclear: en torno al 61%. “Como golpear una bala con otra”, lo resume un personaje. El guionista descubrió que los miembros del gabinete de crisis llevan mucha más preparación para ello que su jefe máximo. “Noah y yo hablamos con una persona cuyo trabajo sería acompañar al presidente en una emergencia como esta y dijo que nunca lo habían probado, que jamás tenían tiempo. Los más altos niveles de inteligencia quisieron colaborar; números, dígitos y porcentajes que mostramos entran dentro del ámbito de la honestidad total”, apunta.

Rebecca Ferguson, en una imagen de 'Una casa llena de dinamita', de Kathryn Bigelow.

Al fin y al cabo, la directora lleva años usando su cámara como una lupa sobre la Administración de EE UU y sus trapos sucios. En 2008 hasta cofinanció En tierra hostil, con tal de sacar adelante la historia de tres desactivadores de bombas en plena invasión estadounidense de Irak. La noche más oscura, en 2012, reconstruyó la larga y cuestionable caza de la Casa Blanca a Osama Bin Laden, responsable de los atentados del 11-S. Aunque las críticas esta vez también fueron para Bigelow: el filme mostraba torturas a los presos que, finalmente, soltaban informaciones decisivas. Hubo quien lo consideró un lavado de cara de la CIA, incluso quien comparó a la directora con Leni Riefenstahl, la célebre autora de los filmes de propaganda nazi. Aunque la siguiente película de Bigelow, Detroit, despejó eventuales dudas sobre sus intenciones: narraba los disturbios en la ciudad en 1967, que provocaron la muerte de tres manifestantes negros y la incriminación de tres policías blancos por homicidio.

Desde entonces han pasado ocho años sin películas de Bigelow. Probablemente, los cinéfilos la hayan echado en falta mucho más que el poder de EE UU. Y menos ahora, que regresa con Una casa llena de dinamita. “Me interesan filmes que nos lleven a lugares donde nunca hemos estado, o nos den información que desconocemos”, subraya la directora. Dice que se mueve por las preguntas que dan vueltas en su cabeza. Y espera que el público también salga de sus obras con interrogantes, en lugar de certezas masticadas. “Ofrecer soluciones nos quitaría presión y responsabilidad”.

Kathryn Bigelow, con el Oscar a la mejor dirección por 'En tierra hostil', en la gala de 2010.

Ella misma empezó pronto a cuestionar el sistema. Nació en San Carlos (California), hija única de una bibliotecaria y un director de fábrica que en realidad quería ser pintor. Al principio, Bigelow trató de llevar a buen puerto el sueño de su padre. A menudo se ha descrito como una niña “tímida”, que vio en el arte “una salida”. Se fue a estudiar a San Francisco y Nueva York, donde aprendió bajo la guía de Susan Sontag y se hizo amiga de Philip Glass o Laurie Anderson. Ahí se encontró con otra lección, que relató a The Guardian: “El arte tiene una responsabilidad política, no está concebido para ser decorativo”. Mientras protestaba en la calle contra la guerra de Vietnam, la joven realizaba lienzos y obras conceptuales. Hasta que se dio cuenta de que la pintura resultaba “algo elitista”, mientras que el cine cruzaba clases sociales. Otro profesor de renombre, el director Milos Forman, vio en un corto inacabado de Bigelow la chispa para ofrecerle una beca en la Universidad de Columbia. Otra intuición genial del cineasta de Alguien voló sobre el nido del cuco.

La propia filmografía de Bigelow, que empezó en 1981 con The Loveless, supuso unas cuantas rebeliones. Se pasó décadas siendo la prueba empírica para desmontar la estupidez de que solo los hombres pueden filmar thrillers y manejar grandes producciones. Primero, vinieron el wéstern vampiro Los viajeros de la noche y Le llaman Bodhi (Point Break), filme de culto sobre un atraco entre tablas y olas. Rebecca Ferguson, protagonista de Una casa llena de dinamita y presente en la charla en Venecia, imaginaba entre risas la frustración en el Gobierno de EE UU: “¿No podías seguir haciendo películas de surferos?”. En lugar de eso rodó el drama bélico K-19: The Widowmaker, sobre un submarino precisamente con arsenal nuclear. Y, en 2010, se convirtió en la primera mujer de la historia en obtener el Oscar a la mejor dirección, por En tierra hostil. Premio, también, a un rodaje imposible, en una Jordania que ardía a 54 grados. Y derrotando, de paso, a su exmarido, James Cameron, candidato por Avatar. Difícil romper más techos de cristal de un solo golpe.

Más Noticias

Andrés Gertrúdix, el actor discreto: “No tengo redes sociales. No es algo de lo que me vanaglorie, pero vivo muy a gusto”

octubre 11, 2025

Más de 30 años poniendo voz a ‘Los Simpson’: así son los actores de doblaje de Bart, Lisa, Homer y Marge

octubre 12, 2025

‘Bala perdida’: Darren Aronofsky se estrella con una inocua y violenta chiquillada

octubre 10, 2025

‘Downton Abbey’: el placer culpable por un mundo de criados y señores

octubre 10, 2025

La directora Kathryn Bigelow, en el rodaje de 'La noche más oscura'.

“Kathryn trabaja con la autenticidad”, subrayaba Ferguson. Y con un cuadernito, al parecer, que lleva a todos lados para apuntar notas e ideas. Una de las primeras para Una casa llena de dinamita fue que discurriera en tiempo real, como explicaba la directora: “Teníamos que trabajar con un plazo de 18 minutos y, a la vez, ser totalmente rigurosos. Podría ser un gran cortometraje. Pero había mucha información y fue maravilloso desglosarla y mirar desde distintos puntos”. Así que la escena se repite idéntica, pero siempre con elementos y perspectivas nuevas, de un soldado raso hasta el mismísimo presidente. La sangre fría, el pánico, los cálculos, la ansiedad. No hay ni un segundo que perder. Y, aun así, cada cual busca un instante para avisar a casa. Además del protocolo, está la humanidad. La misma que ha tenido la ocurrencia de mudarse a Una casa llena de dinamita. En Venecia, Bigelow mostraba su asombro: “¿Cómo puede un sistema capaz de aniquilar a la civilización ser una medida de defensa? Es como una adivinanza que no tiene absolutamente ningún sentido”. Le toca al espectador tratar de responder. O correr a esconderse debajo de un pupitre.

Seguir leyendo

 La oscarizada directora de ‘En tierra hostil’ y ‘La noche más oscura’ regresa con ‘Una casa llena de dinamita’, una frenética alarma roja sobre una amenaza mundial  

En el colegio de la pequeña Kathryn Bigelow, y en muchos más de Estados Unidos en los sesenta, a veces sonaba una alarma. No la del recreo o la vuelta a casa. Una distinta, que la cineasta aún recuerda. Cualquiera, niños incluidos, conocía de sobra el protocolo: colocarse debajo de los pupitres y esperar. Solo podían salir cuando los profesores les autorizaban, señal de que el enésimo simulacro atómico había pasado. Hasta el siguiente. “Así de inmediato se percibía. Durante y después de la Guerra Fría hubo conversaciones, acuerdos, y luego todo se detuvo. Se firmaron tratados de desarme, pero también han desaparecido. La amenaza solo ha escalado y, aun así, no hablamos de ello”, lamentaba la directora ante un grupo de periodistas internacionales hace un mes, en el festival de Venecia. De esas reflexiones surgió Una casa llena de dinamita, un thriller nuclear que se estrena este viernes, 10 de octubre, en las salas españolas, antes de pasar a Netflix dentro de dos semanas. A sus 73 años, Bigelow ya no se esconde bajo el escritorio. Al revés, se ha puesto de pie encima de él, para avisar a todo el mundo. Ahora, es ella misma la que hace sonar la alarma.

Más información

Kathryn Bigelow activa la alerta nuclear en el festival de Venecia

“Es una amenaza silenciosa, como si viviéramos bajo la sombra de la paz. Durante décadas no hemos debatido estos temas. Quería abrir la caja de Pandora y mirar en su interior. Espero que la película fomente una conversación, el conocimiento es poder”, aseguraba en Venecia la creadora. De ahí que haya filmado otro protocolo: el que se desata cuando un misil atómico sobrevuela EE UU rumbo a destruir la ciudad de Chicago. Quedan 18 minutos antes de que millones de vidas desaparezcan, junto con la ilusión de una superpotencia intocable. Funcionarios, analistas y políticos, del Pentágono a la Agencia Nacional de Seguridad, se lanzan contra reloj a estudiar el origen, opciones, medidas. La cadena de mando va escalando hasta que todo se reduce a un único ser humano, que tiene la palabra final y acceso exclusivo al botón rojo: el presidente.

Mucho antes de provocar escalofríos en el público, la película inquietó a sus propios creadores. “Mientras rodábamos, se fue volviendo cada vez más actual”, subraya. El guion, de Noah Oppenheim, procede de charlas e investigaciones con equipos gubernamentales y fuentes muy conocedoras del proceso auténtico. Se ve, pues, lo que presumiblemente sucedería. Cierta es, por ejemplo, la probabilidad que cita el largometraje de parar en vuelo un eventual ataque nuclear: en torno al 61%. “Como golpear una bala con otra”, lo resume un personaje. El guionista descubrió que los miembros del gabinete de crisis llevan mucha más preparación para ello que su jefe máximo. “Noah y yo hablamos con una persona cuyo trabajo sería acompañar al presidente en una emergencia como esta y dijo que nunca lo habían probado, que jamás tenían tiempo. Los más altos niveles de inteligencia quisieron colaborar; números, dígitos y porcentajes que mostramos entran dentro del ámbito de la honestidad total”, apunta.

image
Rebecca Ferguson, en una imagen de ‘Una casa llena de dinamita’, de Kathryn Bigelow.

Al fin y al cabo, la directora lleva años usando su cámara como una lupa sobre la Administración de EE UU y sus trapos sucios. En 2008 hasta cofinanció En tierra hostil, con tal de sacar adelante la historia de tres desactivadores de bombas en plena invasión estadounidense de Irak. La noche más oscura, en 2012, reconstruyó la larga y cuestionable caza de la Casa Blanca a Osama Bin Laden, responsable de los atentados del 11-S. Aunque las críticas esta vez también fueron para Bigelow: el filme mostraba torturas a los presos que, finalmente, soltaban informaciones decisivas. Hubo quien lo consideró un lavado de cara de la CIA, incluso quien comparó a la directora con Leni Riefenstahl, la célebre autora de los filmes de propaganda nazi. Aunque la siguiente película de Bigelow, Detroit, despejó eventuales dudas sobre sus intenciones: narraba los disturbios en la ciudad en 1967, que provocaron la muerte de tres manifestantes negros y la incriminación de tres policías blancos por homicidio.

Desde entonces han pasado ocho años sin películas de Bigelow. Probablemente, los cinéfilos la hayan echado en falta mucho más que el poder de EE UU. Y menos ahora, que regresa con Una casa llena de dinamita. “Me interesan filmes que nos lleven a lugares donde nunca hemos estado, o nos den información que desconocemos”, subraya la directora. Dice que se mueve por las preguntas que dan vueltas en su cabeza. Y espera que el público también salga de sus obras con interrogantes, en lugar de certezas masticadas. “Ofrecer soluciones nos quitaría presión y responsabilidad”.

image
Kathryn Bigelow, con el Oscar a la mejor dirección por ‘En tierra hostil’, en la gala de 2010. Reuters

Ella misma empezó pronto a cuestionar el sistema. Nació en San Carlos (California), hija única de una bibliotecaria y un director de fábrica que en realidad quería ser pintor. Al principio, Bigelow trató de llevar a buen puerto el sueño de su padre. A menudo se ha descrito como una niña “tímida”, que vio en el arte “una salida”. Se fue a estudiar a San Francisco y Nueva York, donde aprendió bajo la guía de Susan Sontag y se hizo amiga de Philip Glass o Laurie Anderson. Ahí se encontró con otra lección, que relató a The Guardian: “El arte tiene una responsabilidad política, no está concebido para ser decorativo”. Mientras protestaba en la calle contra la guerra de Vietnam, la joven realizaba lienzos y obras conceptuales. Hasta que se dio cuenta de que la pintura resultaba “algo elitista”, mientras que el cine cruzaba clases sociales. Otro profesor de renombre, el director Milos Forman, vio en un corto inacabado de Bigelow la chispa para ofrecerle una beca en la Universidad de Columbia. Otra intuición genial del cineasta de Alguien voló sobre el nido del cuco.

La propia filmografía de Bigelow, que empezó en 1981 con The Loveless, supuso unas cuantas rebeliones. Se pasó décadas siendo la prueba empírica para desmontar la estupidez de que solo los hombres pueden filmar thrillers y manejar grandes producciones. Primero, vinieron el wéstern vampiro Los viajeros de la noche y Le llaman Bodhi (Point Break), filme de culto sobre un atraco entre tablas y olas. Rebecca Ferguson, protagonista de Una casa llena de dinamita y presente en la charla en Venecia, imaginaba entre risas la frustración en el Gobierno de EE UU: “¿No podías seguir haciendo películas de surferos?”. En lugar de eso rodó el drama bélico K-19: The Widowmaker, sobre un submarino precisamente con arsenal nuclear. Y, en 2010, se convirtió en la primera mujer de la historia en obtener el Oscar a la mejor dirección, por En tierra hostil. Premio, también, a un rodaje imposible, en una Jordania que ardía a 54 grados. Y derrotando, de paso, a su exmarido, James Cameron, candidato por Avatar. Difícil romper más techos de cristal de un solo golpe.

image
La directora Kathryn Bigelow, en el rodaje de ‘La noche más oscura’.

“Kathryn trabaja con la autenticidad”, subrayaba Ferguson. Y con un cuadernito, al parecer, que lleva a todos lados para apuntar notas e ideas. Una de las primeras para Una casa llena de dinamita fue que discurriera en tiempo real, como explicaba la directora: “Teníamos que trabajar con un plazo de 18 minutos y, a la vez, ser totalmente rigurosos. Podría ser un gran cortometraje. Pero había mucha información y fue maravilloso desglosarla y mirar desde distintos puntos”. Así que la escena se repite idéntica, pero siempre con elementos y perspectivas nuevas, de un soldado raso hasta el mismísimo presidente. La sangre fría, el pánico, los cálculos, la ansiedad. No hay ni un segundo que perder. Y, aun así, cada cual busca un instante para avisar a casa. Además del protocolo, está la humanidad. La misma que ha tenido la ocurrencia de mudarse a Una casa llena de dinamita. En Venecia, Bigelow mostraba su asombro: “¿Cómo puede un sistema capaz de aniquilar a la civilización ser una medida de defensa? Es como una adivinanza que no tiene absolutamente ningún sentido”. Le toca al espectador tratar de responder. O correr a esconderse debajo de un pupitre.

 EL PAÍS

FacebookX TwitterPinterestLinkedInTumblrRedditVKWhatsAppEmail
Intuiciones ancestrales para un arte nuevo: «Los vanguardistas se remontaron a lo rupestre para reencontrar una nueva identidad plástica»
Toda la verdad sobre Cristóbal Colón, según su última biografía: ¿era español? ¿Murió pobre y olvidado?
Leer también
Libros

25.000 muertos, segregación y malaria: la historia oculta del canal de Panamá en una epopeya literaria

octubre 20, 2025
Libros

La historia desconocida de Ángel María de Lera, uno de los mejores novelistas sobre la Guerra Civil

octubre 20, 2025
Libros

Pesadilla

octubre 20, 2025
Televisión

HBO no es solo drama, también es comedia alternativa: estas 12 series de nicho lo demuestran

octubre 20, 2025
Televisión

Un país de (grandes) secundarios

octubre 20, 2025
Cine

La distopía trumpiana consigue que resurja el cine político

octubre 20, 2025
Cargar más

Marlene también quería a Robert Redford

octubre 6, 2025

Muere a los 93 años el periodista Luis Ángel de la Viuda, director de TVE y uno de los fundadores de Antena 3

octubre 13, 2025

Ubeimar Ríos, actor de ‘Un Poeta’: “Espero no me dé muy duro cuando la fama se acabe”

octubre 13, 2025
Mario Fernando Zamora: una historia de sueños cumplidos y lucha interior

Mario Fernando Zamora: una historia de sueños cumplidos y lucha interior

octubre 8, 2025

Fernando Belzunce, periodista: “Esta es una profesión que suele elegirse por vocación, no para enriquecerse”

octubre 8, 2025

‘La revuelta’ supera a ‘El hormiguero’ en una jornada en la que La 1 se queda a dos décimas de Antena 3

octubre 8, 2025

HBO no es solo drama, también es comedia alternativa: estas 12 series de nicho lo demuestran

octubre 20, 2025

Remedios Zafra, Premio Nacional de Ensayo 2025

octubre 7, 2025

Paco Cerdà, premio Nacional de Narrativa 2025

octubre 10, 2025

Las motosierras interrumpen el monólogo de Marc Giró… pero no son las de Vox

octubre 8, 2025

    © 2024. EscritoredeÉlite. Todos los derechos reservados.
    • Aviso Legal
    • Política de Cookies
    • Política de Privacidad