<p>Hoy todos los franceses se han despertado pensando en Arsene Lupin, la criatura creada por Maurice Leblanc que cada poco tiempo tiene algún rostro en la pantalla. Ese caballero ladrón conocido por su talento para disfrazarse y cometer delitos (además de resolver otros) que gusta mucho a los señores y señoras. Eso sí en vez de frac, carruaje y sombrero de copa el Lupin de 2025 va en moto, lleva motosierra y sube por andamios. Si algo se ha perdido en estos tiempos de incertidumbre es clase. Pero así ha sido el <a href=»https://www.elmundo.es/cultura/arte/2025/10/19/68f4cb12e9cf4a591f8b4579.html»>robo de varias joyas expuestas</a> de la colección Napoleón del Louvre de París perpretrado hace unas horas. Más El Dioni y menos Lupin.</p>
Llevarse obras de arte tiene poco de guante blanco y mucho de despiste, violencia y empleados cabreados. España es uno de los países más golpeados, aunque el Louvre se lleva el caso más famoso.
Hoy todos los franceses se han despertado pensando en Arsene Lupin, la criatura creada por Maurice Leblanc que cada poco tiempo tiene algún rostro en la pantalla. Ese caballero ladrón conocido por su talento para disfrazarse y cometer delitos (además de resolver otros) que gusta mucho a los señores y señoras. Eso sí en vez de frac, carruaje y sombrero de copa el Lupin de 2025 va en moto, lleva motosierra y sube por andamios. Si algo se ha perdido en estos tiempos de incertidumbre es clase. Pero así ha sido el robo de varias joyas expuestas de la colección Napoleón del Louvre de París perpretrado hace unas horas. Más El Dioni y menos Lupin.
En el último lustro los museos del mundo han sufrido muchos ataques de tipo tipo de escala y condición. En 2019 el Green Vault de Dresde fue asaltado por unos ladrones que cortaron la electricidad, forzaron las vitrinas y se marcharon antes de que llegara la policía. Las 21 joyas del siglo XVIII sustraidas con más de 4.000 diamantes lo convierten en el robo más importante en cuanto a valoración económica del siglo.
A la espera de identificar a la banda infractora de este crimen lo cierto es que 2025 esta siendo un año negro. En el Drents Museum de Holanda se robaron artículos de oro de la civilización dacia valorados en seis millones de euro , mientras que la ciudad francesa de Limoges unos ladrones se llevaron piezas de siglos de antiguedad de porcelana china que rondaban los 10 millones de euros de valoración.
El Museo del Louvre es sin duda el escenario más codiciado de los ladrones de guante blanco (o no tan blanco). Sin duda el robo más famoso de la historia es el de 1911, cuando La Gioconda fue sustraida por Vincenzo Perruggia, un ex empleado que se escondió dentro del museo y salió con la pintura escondida bajo su abrigo. Tan pancho La obra de Leonardo se recuperó en Florencia y su rescate se vendió como una extraordinaria operación policial.
En 1983 el mismo museo parisino sufrió otra estocada, cuando perdió dos armaduras renacentistas que habían sido saqueadas por los ejércitos napoleónicos, famosos por sus pillajes (España es prueba de ellos, ya que la pérdida de patrimonio artístico durante la Guerra de la Independencia fue salvaje).
En nuestra cronología de la mano larga seguimos con el extraordinario robo pictórico del Museo Gardner de Boston. Se perdieron obras maestras de Rembrandt, Degas, Manet y Vermeer. Un año después dos ladrones armados robaron veinte cuadros de Van Gogh en el museo de Ámsterdam dedicado al pintor, entre ellos Los Girasoles y lograron huir, aunque abandonaron el botín.
En 1999 la víctima fueron los rusos. Nikolái Zavadski y su esposa, Larisa, funcionaria del museo del Hermitage de Rusia, robaron 226 piezas del Museo (iconos, esmaltes y joyas, obras de artistas de los siglos XVII, XVIII y XIX), valorados en medio millón de dólares, que fueron detectados en 2005 cuando el Museo hizo inventario. Zadvadski fue condenado en 2007 a cinco años de cárcel y a pagar 280.000 dólares al museo.
Con el fin del siglo XX, en Poznan, Polonia, un hombre de 47 años robó un lienzo de Monet, La playa de Pourville, valorado en 5 millones de dólares. La pena fue de tres años de prisión. De los más violentos fue el de Oslo, cuando dos cuadros de Munch, El grito era uno, fueron sustraidos a golpe de pistola. Dos años después se recuperaron.
El siglo XXI de los Thomas Crown del mundo les llevó a Madrid. En agosto de 2001 se produjo el robo de 17 cuadros en el domicilio de la empresaria española Esther Koplowitz en Madrid. Entre las obras sustraídas: El Columpio y La caída del burro, de Goya. La mayoría fueron devueltos gracias a la Policía entre 2001 y 2002. No podemos olvidar las cinco obras de Francis Bacon robadas en una vivienda madrileña, valoradas en más de 25 millones de euros. La crónica negra española se completa con el robo de la Biblioteca Nacional de 16 láminas, entre ellas dos mapamundis de la edición incunable de la Cosmografía de Ptolomeo y, por supuesto, el Códice Calixtino de la catedral de Santiago, en 2011. El ladrón fue un electricista que había sido despedido.
Suma y sigue…
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