<p>Suele decirse que para olvidar un amor se precisa el doble del tiempo que se pasó a su lado. Durante este periodo cada cual se apaña como puede: están los que lloran hasta la disecación, alguno que otro recurre a los bares, otros al sexo fácil, y luego hay quien escribe canciones. «Desde antes de la Edad Media se escribe desde el dolor, cada uno hace con su vida personal lo que quiere», cuenta el dúo <strong>Marlena</strong>. Sus integrantes, las madrileñas Ana Legazpi y Carolina Moyano, son de estas últimas personas y, permítanme, nunca nadie en España le ha sabido sacar todo el jugo a un corazón roto como ellas con su nuevo álbum <i><strong>Entre cuatro paredes y una verdad</strong></i>.</p>
El dúo de moda publica su segundo álbum de estudio, ‘Entre cuatro paredes y una verdad’, y repasa los aciertos y fallos de su trayectoria hasta ahora
Suele decirse que para olvidar un amor se precisa el doble del tiempo que se pasó a su lado. Durante este periodo cada cual se apaña como puede: están los que lloran hasta la disecación, alguno que otro recurre a los bares, otros al sexo fácil, y luego hay quien escribe canciones. «Desde antes de la Edad Media se escribe desde el dolor, cada uno hace con su vida personal lo que quiere», cuenta el dúo Marlena. Sus integrantes, las madrileñas Ana Legazpi y Carolina Moyano, son de estas últimas personas y, permítanme, nunca nadie en España le ha sabido sacar todo el jugo a un corazón roto como ellas con su nuevo álbum Entre cuatro paredes y una verdad.
«Viví mi historia de amor entre cuatro paredes y también mi duelo cuando se acabó», explica Legazpi sobre el título del álbum que cuenta su ruptura con la influencer Dulceida (Aída Domènech). «La mayor verdad es lo que esconden las redes sociales». Moyano prosigue: «El hilo conductor del disco son las cinco fases de aquella ruptura«. Negación, ira, negociación, depresión y aceptación. «Es un calvario», añade Ana, «pero hay que pasar por ahí y hacerlo solita».
Parece una melodía familiar. Tanto como el tema del que parte todo el disco, Amor de verano, con el que participaron en el Benidorm Fest el pasado febrero. Aquello dio pie a una concatenación de actuaciones y conciertos que han tenido al binomio sin parar durante todo el año. Y el próximo 1 de febrero repetirán por tercera vez en La Riviera madrileña, que ya llenaron en dos ocasiones. «Es muy fuerte decir que es nuestro hogar», ríen.
Con cerca de millón y medio de oyentes en Spotify, la etapa que ahora emprenden las Marlenas con su nuevo disco recoge todo el aprendizaje acumulado. «En el Benidorm Fest no nos respetamos demasiado a nosotras mismas», dice Ana. «Nos enseñó a no salirnos tanto de lo que somos y que no deberíamos perder nuestra esencia«, explica Carolina. Y es que la esencia del grupo es casi palpable en el nuevo disco: «Tiene siete productores distintos, pero todos dijeron que tenemos un sonido propio. Nadie sabe definirlo, pero es lo que nos diferencia«, se enorgullecen. Ciertamente, al tamizar las nuevas canciones del dueto, no desaparece esa fanfarronería que las define. «Nuestro primer álbum fue más recopilatorio, pero ahora se identifica claramente que es Marlena», dice Carolina.
«Nuestro primer álbum fue más recopilatorio, pero ahora se identifica muy claramente que es Marlena»
Como la música, las relaciones cambian y, aunque la dupla sigue unida, su vínculo también ha madurado a la par que floreció Entre cuatro paredes… «Hemos crecido tanto profesional como personalmente. Antes éramos más soñadoras -seguimos siéndolo-; no teníamos certeza de nada. Ha sido un proceso muy guay», dice Moyano. Sobre los cambios en su proyecto musical, Legazpi asegura que ya están «muy encontradas». «Lo que hay que hacer es descubrirse y redescubrirse continuamente. La gente corre mucho y quiere ir a programas de televisión pensando que tiene un sonido, pero no es así», asegura. Carolina y Ana conversan, se complementan, encajan los golpes juntas por eso de la amistad y, en ocasiones parece que sus cabezas son sinérgicas, que piensan a la vez. Después de este inciso, prosigue su conversación: «Nosotras pecamos de eso en su día: pensamos que por firmar con un equipo todo iría hacia delante, cuando la realidad es que muchas veces no estás del todo contento con otras cosas», dice Moyano.
¿Hay algo con lo que las Marlenas no estén contentas? Las críticas no les entusiasman. La ruptura que narra Entre cuatro paredes y una verdad es ya vox populi, pero que la ex de Legazpi fuera un personaje público generó un vendaval de críticas y «hate»: «Cada uno hace con su vida lo que quiere. Si tú has estado conmigo y me has roto, esto es lo que va a pasar, pero la gente no quiere verlo ni entender la verdad», resopla Legazpi.
Hay verdades en las que uno requiere algo de apoyo, un hombro firme que conozca el terreno y aporte su visión. El disco incluye dos colaboraciones con artistas como Paula Mattheus o los catalanes The Tyets con los que estas chicas han estrechado lazos. «Es un privilegio y una satisfacción bastante grande poder hacer propuestas de colaboración y que otros confíen en nuestra música y nuestro proyecto», dice Ana.
«Las rupturas son un calvario, pero hay que pasar por ahí y hacerlo solita»
Además, cada colaboración del disco «se hizo en cada momento del duelo», explican. «Cuando nos sentamos a escribir con The Tyets yo ya estaba en el momento de la aceptación», apunta Legazpi sobre el sonido buenrrolista de Estaré millor demà. Nada que ver con el tema que compusieron a seis manos con Paula Mattheus: «Estaba rabiosa, justo habíamos escrito Red Flags y…uf», añade haciendo alusión al primer single del álbum.
Es su capacidad de trasladar ese vendaval de emociones en directo la clave más importante de su éxito. «Nos sale de forma natural explicar las historias detrás de las canciones», dicen a coro. «Es un refugio para poder contarlo, una forma de decir que no estás sola y de transmitir que no hay que tener miedo a llorar«, dice Carolina. Para Ana, además, contar su ruptura «es como escribir un diario en tu casa, llena de lágrimas, y sabiendo que lo leerá la gente». Sus fans lo agradecen: «Sobre todo cuando se cuenta desde la verdad, el corazón y siendo sinceras, con cercanía», explican.
Esto último las ha colocado como un referente para el colectivo LGTBIQ+, aunque al grupo se acerca un público completamente heterogéneo y trasversal: «Desde gente del estilo del barrio de Salamanca hasta nuestras lesbianas, nuestras niñas», añade Legazpi entre risas. ¿La clave? Que el binomio es natural y disecciona la forma en la que vivieron aquella historia de desamor como en una operación a corazón abierto.
Pero la historia ya no es suya, ya está fuera, es de otros. Ahora sólo les queda defender esas canciones como mejor saben: como Marlena.
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