Skip to content
  sábado 21 junio 2025
Novedad
junio 21, 202550 años de ‘Tiburón’, la película que revolucionó el cine de terror (y traumatizó a varias generaciones) junio 21, 2025Descubriendo Monteverde, el singular barrio de Roma que inspiró a Pasolini junio 21, 2025Emociones musicales en cuatro estaciones (Vivaldi aparte), la intimidad en prosa, verso y fotos de Camila Sosa Villada y Annie Ernaux y otros libros de la semana junio 21, 2025Trump contra Emilia Pardo Bazán junio 21, 2025Porque sueño no estoy loco, repite Léolo junio 21, 2025Los cómics sin superhéroes se convierten en el nuevo gran motor del cine junio 21, 2025Del ‘Laberinto del Fauno’ a ‘La Viuda Negra’: cómo Ivana Baquero salta el muro invisible junio 20, 2025Concierto histórico de Dellafuente en Madrid: la noche inolvidable de toda una generación junio 20, 2025La cultura llega también a la plaza del pueblo en verano junio 20, 2025Prácticamente acero azul
  • Entradas
  • Sobre Nosotros
  • Contacto
EscritoresdeÉlite | Todo lo que pase en la Élite lo contamos.
  • Arte
  • Cine
  • Televisión
  • Cultura
  • Libros
  • Teatro
  • Historia
  • Contacto
EscritoresdeÉlite | Todo lo que pase en la Élite lo contamos.
EscritoresdeÉlite | Todo lo que pase en la Élite lo contamos.
  • Arte
  • Cine
  • Televisión
  • Cultura
  • Libros
  • Teatro
  • Historia
  • Contacto
  • Entradas
  • Sobre Nosotros
  • Contacto
EscritoresdeÉlite | Todo lo que pase en la Élite lo contamos.
  Libros  Escribir lo doméstico
Libros

Escribir lo doméstico

junio 7, 2025
FacebookX TwitterPinterestLinkedInTumblrRedditVKWhatsAppEmail

Sin arriesgar demasiado, puede afirmarse que los libros más interesantes que se vienen publicando en el último tiempo en Chile están en el campo de la no ficción. Biografías, perfiles, prosas filosóficas o ensayos de la más diversa laya están contribuyendo y tensando con enorme frecuencia un campo en el que la novela pocas veces alcanza la excelencia, la poesía circula escasamente fuera de los lectores entendidos y la dramaturgia, en cuanto género literario, no existe. El segundo libro de ensayos de Macarena García Moggia, Ensayos de una casa (Alquimia, 2024), refrenda la tesis y, con inteligencia, delicadeza y lucidez, nos invita a sumergirnos en los espacios cotidianos para ampliar nuestra percepción de aquello que ocurre en nuestro día a día.

 El libro está compuesto por siete capítulos breves, cada uno de ellos centrado en una dimensión material de la casa (el muro, la cama, la ventana, la mesa, etc.) que le sirve a la autora para desplegar una reflexión sutil y pausada en torno a los significados vitales que esos espacios u objetos hacen posible. La casa que aquí se construye está lejos de la metáfora tan frecuente en nuestra narrativa chilena, aquella que la comprende como un microcosmos de la nación y sus dilemas (y que ha sido la perspectiva para leer obras como Casa grande, de Orrego Luco, las casas de José Donoso o Una casa vacía, de Carlos Cerda, entre muchas otras). Por el contrario, en los ensayos de García Moggia son pequeños destellos los que van construyendo un hogar que sirve como punto de observación de rutinas y gestos cotidianos. Las preguntas giran en torno a la forma, una dimensión de la realidad que exige pausa y paciencia: ellas “no aparecen nunca en lo inmediato de la percepción, sino que tardan, se demoran, hay que buscarlas por la vía de la detención”. Al contrario de lo que podría pensarse, la casa no es una isla: los objetos aquí descritos sirven de vasos comunicantes con otros lugares, como otras viviendas de infancia o los hogares de familiares cercanos, o como la mesa que sirve como apoyo para la escritura, tanto dentro del hogar como fuera de ella, en el café, donde se escuchan las conversaciones y se elucubra acerca del espacio propio.

En Ensayos de una casa, uno de los motivos más frecuentes es la pregunta por el tipo de texto que se está construyendo. Por un lado, señala que, a causa de su preocupación prioritaria por la forma de las palabras y no tanto del argumento, “el ensayo está más cerca de la poesía que de la ficción”. Ese ensayar es resultado de la vacilación, de las incertezas e incomodidades que nos obligan a plantearnos preguntas sobre nuestro entorno. Así, esta escritura ensayística surge del contacto con lo distinto, con lo ajeno. Asimismo, es un tipo de arte que invita a perderse, a avanzar sin tesis preestablecidas, y a entrecruzar la inteligencia con la sensibilidad. En su intento por definir el género desde el cual titula el libro, García Moggia señala que el ensayo podría definirse como “un modo de ir tras la pista de las ideas a través de la experiencia, o al revés: como un modo de ir tras la pista de la experiencia, se origine esta en lo vivido, lo leído o lo visto, a través de las ideas que de ella se despiertan perezosas, en retardo, reflexivas”.

Uno de los aspectos más frecuentes en este volumen está dado por la autorreferencia a la escritura y la lectura. No solo de la mano de las numerosas visitas de otros libros y autores —Plath, Cioran, Milllán, Kristeva, Rilke, Ozick, Solnit, Villoro, Perec o Lihn, entre muchos otros—, sino sobre todo a la misma ensayista que, desde su casa o en el café del barrio, escribe y piensa sobre sí misma como alguien que produce textos de una naturaleza híbrida y abierta, como las puertas y ventanas ante las que se sitúa, y que se comprende, además, como una lectora. “Aprender a dialogar con nosotros mismos de manera sostenida, transitando de la violencia a la ternura, de la risa a la comprensión, es algo que nos brinda con especial generosidad la palabra impresa, hagamos lo que hagamos con ella”. Y es en los libros de otros, cuyo objeto se interpone entre uno mismo y la mirada de los demás, la que le permite a la ensayista comprenderse como un sujeto distinto: “fue entonces, en la temprana adolescencia, cuando descubrí que un libro en las manos hacía las veces de muro frente a los demás. (…) Tras esas paredes encontraba mi espacio. Mi cuarto propio mental”.

Se trenzan aquí, además, numerosos temas: la maternidad, la dificultad de tener espacios privados (y lo satisfactorio de poder lograrlo en medio de una familia numerosa), la autoridad y privilegio que significa poder cerrar las puertas, los barrios en los que transcurre la vida, el desamor, el miedo a la soledad o las mudanzas de un lugar a otro. Todos esos tópicos están vistos desde una pátina de empatía y nostalgia que no reniega de los elementos dolorosos de la vida —como las dificultades prácticas que comprende la llegada de los hijos, o el fin de las relaciones amorosas—, pero que neutraliza sus aspectos negativos y deja tras la lectura una sensación de que priman, aquí, el encuentro y la entrega.

Este conjunto de ensayos, de poco más de cien páginas, tiene poquísimos puntos bajos: unos pocos desvíos algo desgajados de un conjunto sumamente coherente o pequeños guiños academicistas en unos ensayos cuya erudición no suele caer en el hermetismo. Con todo, esos detalles no le quitan el valor a un conjunto que, en una prosa sugerente, resulta en un volumen muy bien logrado donde la escritura y los espacios domésticos se observan con excelencia, con una dosis justa de humor y con una enorme capacidad para despertar, en su cruce entre la poesía y el pensamiento, una reflexión imaginativa de primer nivel.

Más Noticias

Toda una vida en el mejor de los mundos posibles: la música de Bach

junio 13, 2025

Jessa Crispin: “El cine de Michael Douglas representa perfectamente la nueva masculinidad”

junio 12, 2025

A Bruce Willis le dictaban las frases de sus diálogos por un pinganillo para ocultar los síntomas de sus enfermedades, según revela su esposa

junio 9, 2025

Filosofía catalana

junio 16, 2025

Seguir leyendo

 El segundo libro de ensayos de Macarena García Moggia, ‘Ensayos de una casa’ nos invita a sumergirnos en los espacios cotidianos para ampliar nuestra percepción de aquello que ocurre en nuestro día a día  

Sin arriesgar demasiado, puede afirmarse que los libros más interesantes que se vienen publicando en el último tiempo en Chile están en el campo de la no ficción. Biografías, perfiles, prosas filosóficas o ensayos de la más diversa laya están contribuyendo y tensando con enorme frecuencia un campo en el que la novela pocas veces alcanza la excelencia, la poesía circula escasamente fuera de los lectores entendidos y la dramaturgia, en cuanto género literario, no existe. El segundo libro de ensayos de Macarena García Moggia, Ensayos de una casa (Alquimia, 2024), refrenda la tesis y, con inteligencia, delicadeza y lucidez, nos invita a sumergirnos en los espacios cotidianos para ampliar nuestra percepción de aquello que ocurre en nuestro día a día.

 El libro está compuesto por siete capítulos breves, cada uno de ellos centrado en una dimensión material de la casa (el muro, la cama, la ventana, la mesa, etc.) que le sirve a la autora para desplegar una reflexión sutil y pausada en torno a los significados vitales que esos espacios u objetos hacen posible. La casa que aquí se construye está lejos de la metáfora tan frecuente en nuestra narrativa chilena, aquella que la comprende como un microcosmos de la nación y sus dilemas (y que ha sido la perspectiva para leer obras como Casa grande, de Orrego Luco, las casas de José Donoso o Una casa vacía, de Carlos Cerda, entre muchas otras). Por el contrario, en los ensayos de García Moggia son pequeños destellos los que van construyendo un hogar que sirve como punto de observación de rutinas y gestos cotidianos. Las preguntas giran en torno a la forma, una dimensión de la realidad que exige pausa y paciencia: ellas “no aparecen nunca en lo inmediato de la percepción, sino que tardan, se demoran, hay que buscarlas por la vía de la detención”. Al contrario de lo que podría pensarse, la casa no es una isla: los objetos aquí descritos sirven de vasos comunicantes con otros lugares, como otras viviendas de infancia o los hogares de familiares cercanos, o como la mesa que sirve como apoyo para la escritura, tanto dentro del hogar como fuera de ella, en el café, donde se escuchan las conversaciones y se elucubra acerca del espacio propio.

En Ensayos de una casa, uno de los motivos más frecuentes es la pregunta por el tipo de texto que se está construyendo. Por un lado, señala que, a causa de su preocupación prioritaria por la forma de las palabras y no tanto del argumento, “el ensayo está más cerca de la poesía que de la ficción”. Ese ensayar es resultado de la vacilación, de las incertezas e incomodidades que nos obligan a plantearnos preguntas sobre nuestro entorno. Así, esta escritura ensayística surge del contacto con lo distinto, con lo ajeno. Asimismo, es un tipo de arte que invita a perderse, a avanzar sin tesis preestablecidas, y a entrecruzar la inteligencia con la sensibilidad. En su intento por definir el género desde el cual titula el libro, García Moggia señala que el ensayo podría definirse como “un modo de ir tras la pista de las ideas a través de la experiencia, o al revés: como un modo de ir tras la pista de la experiencia, se origine esta en lo vivido, lo leído o lo visto, a través de las ideas que de ella se despiertan perezosas, en retardo, reflexivas”.

Uno de los aspectos más frecuentes en este volumen está dado por la autorreferencia a la escritura y la lectura. No solo de la mano de las numerosas visitas de otros libros y autores —Plath, Cioran, Milllán, Kristeva, Rilke, Ozick, Solnit, Villoro, Perec o Lihn, entre muchos otros—, sino sobre todo a la misma ensayista que, desde su casa o en el café del barrio, escribe y piensa sobre sí misma como alguien que produce textos de una naturaleza híbrida y abierta, como las puertas y ventanas ante las que se sitúa, y que se comprende, además, como una lectora. “Aprender a dialogar con nosotros mismos de manera sostenida, transitando de la violencia a la ternura, de la risa a la comprensión, es algo que nos brinda con especial generosidad la palabra impresa, hagamos lo que hagamos con ella”. Y es en los libros de otros, cuyo objeto se interpone entre uno mismo y la mirada de los demás, la que le permite a la ensayista comprenderse como un sujeto distinto: “fue entonces, en la temprana adolescencia, cuando descubrí que un libro en las manos hacía las veces de muro frente a los demás. (…) Tras esas paredes encontraba mi espacio. Mi cuarto propio mental”.

Se trenzan aquí, además, numerosos temas: la maternidad, la dificultad de tener espacios privados (y lo satisfactorio de poder lograrlo en medio de una familia numerosa), la autoridad y privilegio que significa poder cerrar las puertas, los barrios en los que transcurre la vida, el desamor, el miedo a la soledad o las mudanzas de un lugar a otro. Todos esos tópicos están vistos desde una pátina de empatía y nostalgia que no reniega de los elementos dolorosos de la vida —como las dificultades prácticas que comprende la llegada de los hijos, o el fin de las relaciones amorosas—, pero que neutraliza sus aspectos negativos y deja tras la lectura una sensación de que priman, aquí, el encuentro y la entrega.

Este conjunto de ensayos, de poco más de cien páginas, tiene poquísimos puntos bajos: unos pocos desvíos algo desgajados de un conjunto sumamente coherente o pequeños guiños academicistas en unos ensayos cuya erudición no suele caer en el hermetismo. Con todo, esos detalles no le quitan el valor a un conjunto que, en una prosa sugerente, resulta en un volumen muy bien logrado donde la escritura y los espacios domésticos se observan con excelencia, con una dosis justa de humor y con una enorme capacidad para despertar, en su cruce entre la poesía y el pensamiento, una reflexión imaginativa de primer nivel.

Joaquín Castillo Vial es subdirector del Instituto de Estudios de la Sociedad, IES. Es licenciado en Letras y magíster en literatura por la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde actualmente cursa un doctorado en literatura.

 EL PAÍS

FacebookX TwitterPinterestLinkedInTumblrRedditVKWhatsAppEmail
‘El Padrino’, la película-milagro que cambió Hollywood ahora es una serie
El sillón vació, un chal morado al hombro
Leer también
Cine

50 años de ‘Tiburón’, la película que revolucionó el cine de terror (y traumatizó a varias generaciones)

junio 21, 2025
Cine

Descubriendo Monteverde, el singular barrio de Roma que inspiró a Pasolini

junio 21, 2025
Libros

Emociones musicales en cuatro estaciones (Vivaldi aparte), la intimidad en prosa, verso y fotos de Camila Sosa Villada y Annie Ernaux y otros libros de la semana

junio 21, 2025
Libros

Trump contra Emilia Pardo Bazán

junio 21, 2025
Cine

Porque sueño no estoy loco, repite Léolo

junio 21, 2025
Cine

Los cómics sin superhéroes se convierten en el nuevo gran motor del cine

junio 21, 2025
Cargar más

Descubre antes que nadie ‘Una cena y lo que surja’

junio 20, 2025

Wong Kar-Wai debuta en las series: “La nostalgia puede ser engañosa”

junio 15, 2025
Ester Álvarez Guillén desafía los límites del género con una novela que conmueve y transforma

Ester Álvarez Guillén desafía los límites del género con una novela que conmueve y transforma

junio 11, 2025

Tom Cruise tendrá por fin un Oscar: recibirá el de honor junto a Dolly Parton

junio 17, 2025

Así es el antes y el después físico de los últimos concursantes de ‘Supervivientes 2025′, tras 14 semanas en Honduras

junio 12, 2025

El universo plástico de Marcos Morau triunfa en los Premios Max

junio 16, 2025

Anestesiados y distanciados: cómo estamos 10 años después de Netflix

junio 14, 2025

La reacción del comentarista de TVE al ver una bandera franquista durante la retransmisión de los penaltis de la final de la Liga de Naciones

junio 9, 2025

La literatura infantil y juvenil también puede tener autores muy pequeños

junio 11, 2025

Jack Rooke, creador de ‘Big Boys’: “Los hombres son más empáticos de lo que creemos, y más de cómo la cultura y la ficción los representan”

junio 8, 2025

    © 2024. EscritoredeÉlite. Todos los derechos reservados.
    • Aviso Legal
    • Política de Cookies
    • Política de Privacidad