<p>Otra vez más te vas». El final de <i><strong>Como un cristal</strong></i> podría ser un guiño a toda una carrera. No lo aclara su autor, cuenta que la canción le llegó en tromba y sin avisar. Primero le asaltó la melodía. En uno de esos días en que todo parece ir mal, de repente se descubrió tarareándola y el pesimismo cedió un poco. Poco después arribó la letra. <strong>«</strong><i><strong>Porque tus labios son como un cristal/ Que cortan mi corazón cuando me besas</strong></i><strong>»</strong>. Dice <strong>Luis Troquel</strong> que esa canción «pequeñita, sencillita, un caramelito» la cantaba en su cabeza una voz particular.</p>
La diva dulce del pop indie de los 60 y 70 vuelve con su primer tema inédito en dos décadas
Otra vez más te vas». El final de Como un cristal podría ser un guiño a toda una carrera. No lo aclara su autor, cuenta que la canción le llegó en tromba y sin avisar. Primero le asaltó la melodía. En uno de esos días en que todo parece ir mal, de repente se descubrió tarareándola y el pesimismo cedió un poco. Poco después arribó la letra. «Porque tus labios son como un cristal/ Que cortan mi corazón cuando me besas». Dice Luis Troquel que esa canción «pequeñita, sencillita, un caramelito» la cantaba en su cabeza una voz particular.
Ella siempre dice a todo que no, es muy suya, la tumbaría sin miramientos. Seguro.
Pero dijo sí.
Y esta es la historia de cómo Jeanette ha grabado su primer tema inédito en 20 años.
«Es que me cayó muy bien la canción. Pensé: mira, qué cosa tan bonita», aclara al teléfono el icono de la generación rebelde del tardofranquismo sin haberse rebelado nunca, la musa del pop indie español de los 70 con su eterno acento británico, la mujer que trajo el color californiano a una España en blanco y negro.
«Me cuesta mucho, mucho, mucho grabar una cosa que no me gusta», justifica Jeanette su fama de dura. Como un cristal le cayó en gracia y terminó de convencerla su compañero para cantar a dúo, Lucas Bun, que el gran público conoció en el último Benidorm Fest pero al que ella había echado el ojo hace años. «He sings so gorgeous que te cagas», lo describió a Rolling Stone. «Ay, a veces me salen los taquitos y no lo puedo remediar», se disculpa con una risita pícara, se queda pensando y concluye: «Es que tiene una voz que te cagas».
El caso es que Jeanette estudió la letra en el AVE a Barcelona, llegó al estudio y cantó. «De golpe, hacía algún giro de esos que le dan esa cosa tan personal. Tiene ese talento innato», se maravilla Troquel. «Mientras grabábamos, Lucas dijo: ‘Esto suena a música de los años 70’. Creo que por eso me cayó bien, por ese sonido de nuestra época».
- ¿Echa de menos ese sonido en la música actual?
- Sí, sí, bastante. Hombre, las cosas van evolucionando. Cuando yo era jovencita escuchábamos a The Rolling Stones, a The Beatles, y mi abuelo decía que eso no era más que ruido. Los sonidos y los gustos van cambiando, si yo me presentara a Operación Triunfo no pasaría ni la primera fase del casting. Todo ha cambiado muchísimo. Reconozco que hoy en día hay unas voces impresionantes, pero también menos talento. Nosotros fuimos más atrevidos, buscábamos cosas nuevas y las discográficas nos apoyaban muchísimo, y eso ahora no ocurre. Yo ya he cumplido, pero me gustaría que a Lucas le fuera bien.
Mientras Lucas Bun y Jeanette rodaban el videoclip de Como un cristal recorriendo en un deportivo descapotable las calles de la Barcelona donde empezó todo en 1964, del otro lado del Atlántico Jeanette también volvía a los titulares. Un día antes del lanzamiento de su nuevo álbum, Selena Gomez publicaba una versión junto a The Marías de El muchacho de los ojos tristes, que Manuel Alejandro compuso para ella en 1981.
«En el pop, ha sido lo absolutamente diferente. Sin cantar, encantaba. Su voz fue siempre la de un lindo bebé», evoca el maestro a su musa en un mensaje de WhatsApp, y apunta: «El muchacho de los ojos tristes era más triste en su voz». «La versión me parece interesante, pero a todo el mundo le gusta más la original», confiesa la cantante. «Eso sí, es un orgullo para los dos que nuestra música esté llegando a una nueva generación. Eso sólo ocurre cuando la canción es buena».
- ¿Cómo aterrizó aquella jovencita nacida en Reino Unido y crecida en EEUU, en la Barcelona franquista?
- Me costó muchísimo adaptarme, estuve dos años llorando como una loca porque me parecía una mierda. Yo estaba acostumbrada a comer hamburguesas y aquí como mucho había filetes rusos. Pero fíjate, cuando me quedé viuda mis hermanos americanos me dijeron que volviera con ellos, y yo ahora prefiero esto.
- ¿De dónde se considera Jeanette?
- Si te digo la verdad, no me siento de ningún sitio. Tengo pasaporte inglés pero no me dejan ni votar porque llevo demasiado fuera, mantengo costumbres americanas, pero me encanta un buen gazpacho. Mira, pon internacional porque ni yo sé de dónde soy.
Reflexiona Jeanette sobre su vida e infiere que su carácter y también, por qué no, la suerte permitieron que aquella niña que llegó al número uno a los 16 no se convirtiera en un juguete roto. «Nunca me he sentido utilizada». Si acaso, sus grandes tierra, trágame fueron un álbum de música disco que grabó en Alemania a principios de los 70 y un pasodoble que le compuso Manuel Alejandro. «Con Manolo no se puede discutir, pero no la canto en el escenario», asegura.
«Los artistas de mi generación fuimos más atrevidos. Hoy hay unas voces impresionantes, pero falta talento»
- Tampoco le gustó Soy rebelde de entrada…
- Es que me enseñaron una canción cantada por una mexicana con una voz así que dije ufffff… Y al principio no la quería grabar. Pero cuando me convencieron y le di mi toque cambió completamente. Esa es la que triunfó en todo el mundo. Es que no tenía nada que ver.
- Fue musa rebelde sin hacer canción protesta, vemos en el documental Soy Rebelde de Paloma Concejero.
- No, no estaba yo en esa guerra. Tuve algún problema con la censura, prohibieron que la escucharan los menores de 16, y yo no podía estar en el escenario mirando a ver qué edad tenía el público. Eran tiempos difíciles, yo iba mucho a Francia a comprar discos prohibidos. Entonces éramos luchadores, ahora ya no hace falta ni moverse de casa para encontrar música.
- Su generación reivindicó la canción como un motor transformador de la sociedad. ¿Ha perdido ese poder?
- Ha perdido su esencia por completo. Aquí todo el mundo canta, hemos perdido mucho arte.
«Nunca he dejado de componer, pero triunfé con temas de Manuel Alejandro y Perales y los míos cayeron en el olvido»
- Los primeros éxitos de Pic-Nic son todos suyos. ¿Por qué dejó de componer?
- No lo he dejado nunca, pero triunfé con canciones de Perales y de Manuel Alejandro y las mías cayeron en el olvido. Tengo un montón de canciones buenísimas en un cajón. Aunque hiciera un LP con mis temas, la gente va a querer lo de siempre. Les importa un carajo lo nuevo. He trabajado mucho con Ricci Cocciante, que fue un bombazo con Bella sin alma. Hice muchas letras para él, y hace años empecé a enseñar esas canciones a las discográficas y no les interesaron. ¿Quién acabó grabando una? Celine Dion. Y aquí nadie le vio el rollo. Es una vergüenza. Con ignorantes no se puede tratar.
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