<p>Hace exactamente tres años, <strong>Juan del Val</strong> asistió como un invitado más a la ceremonia del Premio Planeta que ganó <strong>Luz Gabás.</strong> «Siempre hay quinielas para adivinar quién va a ganar el Planeta este año, y siempre aparece un nombre que se va escuchando durante todo el día, que en la realidad es un pringado del que todo el mundo piensa que va a ganar y, por supuesto, no gana. Este año he sido yo», contó al día siguiente en <i>La Roca, </i>el programa que dirige su mujer, <strong>Nuria Roca</strong>, en La Sexta y donde colabora habitualmente. Anoche, en las quinielas del Planeta volvió a sonar su nombre (incluso el de <strong>Máximo Huerta</strong>). Pero, esta vez, sí fue él: <strong>el ganador del millón de euros</strong> por <i>Vera. Una historia de amor</i>, el manuscrito que se impuso sobre más de 1.300, en otro año que marca un nuevo récord de participación.</p>
Más allá de su trabajo en televisión, el periodista reivindica su faceta de escritor, reforzado tras recibir el galardón mejor dotado de la literatura por ‘Vera. Una historia de amor’. «Huyo de las poses elitistas y reivindico la provocación y la conexión con el público», defiende en Barcelona
Hace exactamente tres años, Juan del Val asistió como un invitado más a la ceremonia del Premio Planeta que ganó Luz Gabás. «Siempre hay quinielas para adivinar quién va a ganar el Planeta este año, y siempre aparece un nombre que se va escuchando durante todo el día, que en la realidad es un pringado del que todo el mundo piensa que va a ganar y, por supuesto, no gana. Este año he sido yo», contó al día siguiente en La Roca, el programa que dirige su mujer, Nuria Roca, en La Sexta y donde colabora habitualmente. Anoche, en las quinielas del Planeta volvió a sonar su nombre (incluso el de Máximo Huerta). Pero, esta vez, sí fue él: el ganador del millón de euros por Vera. Una historia de amor, el manuscrito que se impuso sobre más de 1.300, en otro año que marca un nuevo récord de participación.
- Anoche, al recoger el premio, lo primero que dijo es que era «casi un milagro»… ¿Por qué?
- El galardón representa algo extraordinario, algo que parece reservado solo para los demás. He asistido a muchas galas del Premio Planeta y, aunque uno alberga el deseo íntimo de que algún día le toque, nunca termina de creérselo del todo. Cuando ocurrió, lo percibí como un milagro: un evento inesperado, aunque profundamente deseado. En mi discurso breve, quise transmitir esa emoción acumulada.
- También hizo referencia a que mencionó que hubo algunos momentos de su vida en que parecía «destino al fracaso personal». E hizo referencias al polvo, el cemento, el barro… De la época en que trabajó en la construcción. ¿Cómo influyó esa etapa en su vida y en su escritura?
- Recurro frecuentemente a las experiencias de un adolescente que sufrió, ya que esas sensaciones vividas en primera persona se convierten en un recurso valioso para trasladarlas a los personajes. Hubo un período en mi vida, no demasiado largo, en el que me sentí excluido de todo y no lo pasé bien. Recordar a ese joven me pareció oportuno en el discurso, ya que conecta con la resiliencia y las vivencias que nutren la creación literaria.
- Parece que se refiera a Antonio, el joven humilde del que se enamora Vera, una mujer de la alta sociedad, en su novela… ¿Explora una dimensión de diferencia de clases?
- La novela expone realidades, pero escribo sin pretensiones dogmáticas ni pontificaciones; dejo que el lector interprete libremente. Hay una diferencia evidente entre la alta sociedad sevillana, con marqueses, y un chico de barrio madrileño, lo que resalta disparidades en clases sociales y oportunidades. Sin embargo, no es una crítica social explícita: simplemente describo mundos distintos sin juzgarlos. Rechazo estereotipos simplistas como «ricos malos y pobres buenos», ya que hay personas excepcionales y detestables en todos los estratos. Mis novelas se centran en personajes contemporáneos que viven en entornos reconocibles; nunca juzgo a los personajes ni en la ficción ni en la vida real. El lector decide si les caen bien o mal.
- También reivindicó la literatura como «acontecimiento popular», no reservado a ciertas supuestas «élites intelectuales».
- Existe un malentendido que asocia lo comercial con falta de calidad, lo cual respeto pero con lo que discrepo profundamente. El Premio Planeta se sustenta en dos pilares: lo comercial y la calidad literaria. Obras como El Quijote o Frankenstein fueron comerciales en su época y hoy son clásicos. Escribir es un acto íntimo, pero con vocación de llegar al mayor número de receptores posible; la literatura debe ser un vehículo de comunicación artística accesible.
- En el ámbito anglosajón, lo comercial no genera tanto recelo. Stephen King es comercial, por supuesto. Y su calidad literaria resulta indudable. ¿Cree que ese recelo es algo que ocurre especialmente en España?
- Sí, es un fenómeno muy local y reciente. En los años ochenta, escritores como Antonio Gala o Camilo José Cela eran figuras populares en televisión sin que se cuestionara su seriedad. ¿Y Terenci Moix en sus programas de la tele? Hoy, si un escritor aparece en medios no se le toma en serio. Parece que para serlo tengas que poner cara muy seria y de siniestro. Huyo de esas poses elitistas y reivindico la provocación y la conexión con el público.
- Cuando algún escritor que aparece en televisión gana el Planeta o queda finalista, como Sonsoles Onega o Sandra Barneda en los últimos años, las críticas en redes y medios son exacerbadas ya al día siguiente de la gala. Hoy mismo hay unas cuantas sobre usted… ¿Cómo lo maneja? ¿Y por qué cree que hay esa ‘sospecha’ hacia los profesionales de la televisión?
- Esas reacciones se definen por sí solas: al día siguiente de la gala, nadie ha leído la novela, por lo que cualquier crítica es prematura, nadie la ha podido juzgar. Acepto las críticas. Estoy muy acostumbrado a ellas [sonríe con ironía y seguridad]
- A veces parece que incluso las potencie, que le guste ser polémico…
- Opino que los creadores, los escritores, los artistas…, deben adoptar una mirada provocadora hacia la sociedad, quienes nunca molestan a nadie no me parecen interesantes. Relativizo las opiniones extremas: no me creo ni los elogios desmedidos ni los demonios y las críticas despiadadas. Me han llamado de todo, de conservador a machista, pese a que todas mis protagonistas son mujeres fuertes, dueñas de sí mismas, sin príncipes azules que las salven. A mí los hombres en general me salen mal. En esta novela es el primer hombre que me sale medio bien. Escribir personajes femeninos es mi sello. ¿Le ponemos la etiqueta de feminista? Pues lo que tú quieras, pero desde luego, a mí me lo parece. Quien me tilda de machista no me conoce ni ha leído mi biografía o mis libros.
- Entró en la literatura de la mano de su esposa Nuria Roca, coescribiendo dos libros. ¿Cómo influyó esa colaboración en su trayectoria como escritor en solitario?
- Soy guionista de entretenimiento desde hace años, con una formación audiovisual que impregna mi estilo narrativo, cinematográfico y visual. Colaborar con Nuria surgió de forma natural; escribimos juntos porque funcionó, pero luego nuestros caminos se separaron por incompatibilidades creativas. Mi primera novela en solitario, Parece mentira, fue autobiográfica y con repercusión limitada inicial. El Premio Primavera con Candela en 2019 marcó un antes y un después, al darme visibilidad como escritor más allá de ser «el marido de Nuria Roca». Le siguieron Delparaíso, mi obra más literaria y un éxito de ventas. y Bocabesada. Este Premio Planeta es una oportunidad para consolidarme como autor independiente, con ambición literaria y esperanza en mayores ventas. Porque tengo mucha ambición literaria.
- En su discurso del Planeta no pudo evitar soltar una indirecta a los políticos. Reivindicó que todos los escritores viven de la gente y le recordó a los políticos que ellos también. En el contexto actual, ¿percibe que el gobierno arrincona a creadores o intelectuales no alineados con su ideología?
- No lo sé. Yo sé cómo me va a mí y las simpatías o antipatías que puedo despertar en este gobierno. Pero también tengo una cosa muy clara. Como te digo, relativizo y me gusta ver las cosas con perspectiva. Sé que soy muy crítico con este gobierno porque así lo pienso y porque creo que hay que ser crítico con el poder. Cuando gobiernen otros, también lo seré. Paso de ser un rojo peligroso a un facha tremendo de un sitio a otro, incluso en una misma tertulia. Si critico a Pedro Sánchez soy un facha terrible y cuando critico a Ayuso soy un rojo. El punto que tienen en común es que ambos mandan y me parece que es a las personas con las que verdaderamente te tienes que atrever a hablar. ¿Que a veces cuesta caro? Sí. Pero también te digo, y en eso no pretendo parecer sobrado, me da exactamente igual.
- ¿Le ha costado caro personalmente el ser crítico con el poder?
- Hay momentos… Ahora me va muy bien. Pero ha habido veces en que ves una campaña absolutamente dirigida contra ti, cogiendo alguna cosa que ni siquiera has dicho para construir una imagen, por ejemplo, de facha o de machista. Y ves como la construyen de una manera tan perversa… Al final acaba calando. Y te parece un poco injusto. Pero creo que con el tiempo todo se coloca en su sitio, todo se impone. Ideológicamente, me puedes intuir en un sitio pero si realmente no estás en él, al final se acaba notando.
Cultura