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  Libros  ‘La estrella y la memoria’, el último regate del inmortal Eliseo Alegre
Libros

‘La estrella y la memoria’, el último regate del inmortal Eliseo Alegre

octubre 10, 2025
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El artista inglés Grayson Perry realizó una cerámica que tituló El fútbol representa todo lo que más odio. A ese arduo sentimiento se opone el del cantautor Chico Buarque (Eduardo Berti lo pone de epígrafe), quien dice que un hombre tocando el cielo puede definirse con una sola palabra: “fútbol”. Paraíso e infierno son dos caras de la misma moneda.

Más sutil que Messi, más mágico que Maradona, con mejor técnica que Ronaldo, que no haya existido no menoscaba su genio

Eliseo Alegre fue el mejor futbolista del mundo, más sutil que Messi, más mágico que Maradona, con mejor técnica que Ronaldo. El hecho de no haber existido no menoscaba su genio: una vida imaginaria no es por eso una vida imposible. “Cada tanto, raras veces, aparece algún pianista que reinventa el equilibrio entre la mano izquierda y la mano derecha”, cuenta alguien que lo vio jugar. Eliseo, dice, reinventó el equilibrio entre el pie izquierdo, el hábil, y el derecho, el pie de apoyo. “Esto era lo más genial: con un solo movimiento ocurrían mil cosas (…) Parecía reinventar la ley de gravedad”. De niño, Eliseo no quería jugar, alegando una enfermedad que le prohibía hacer esfuerzos físicos. Por eso, cuando al fin comenzó, la gente creyó que algo imposible estaba ocurriendo. “Era como si el elefante hubiera descubierto un día, directamente, que había nacido para ser costurero”.

Berti presenta su convincente retrato de Eliseo Alegre como un guion de cine (supuestamente, la cámara no miente) a través de los monólogos de testigos, desde el de un amigo de infancia hasta el de los responsables de la mise-en-scène de su muerte. El genio de Berti consiste en hacernos creer en el genio de Eliseo Alegre. Dante llamó a esta técnica contar “mentiras no-falsas”.

Paso a paso, el guion nos revela la biografía de Eliseo. Descubrimos que la madre soltera se instaló con sus hijos en un pueblito perdido de la Patagonia, Los Pozos, en una llamada “casa gris” donde, decían, había ocurrido un crimen. Pero ¿por qué instaló allí a su familia? La hermana de Eliseo nunca obtuvo una respuesta, pero el guion va revelando algunas claves. Cuando, ya adulto, Eliseo se entera de que el hombre que dejó embarazada a su madre tenía unos 20 años más que ella, y que registró el nacimiento del niño un día después del parto, Eliseo tiene dos reacciones. La primera, una furia asesina, como la de Hamlet. La segunda, un sentimiento de vergüenza al sospechar que tal vez ha heredado su talento del abusador de su madre.

Para Eliseo, el fútbol es un milagro temporal, “una profesión fugaz”. Ese tiempo es “imbatible porque es invisible”, dice Eliseo. “Y lo invisible es difícil de controlar”. La fama del imbatible Eliseo puebla a Los Pozos de Eliseos y Eliseas, bautizados en homenaje al héroe. Berti se complace en jugar con la multiplicación de nombres —una novela anterior, Todos los Funes (Anagrama, 2004), es el ejemplo más cabal de este juego— provocando en el lector la pesadilla de un héroe que se multiplica al infinito. Así, todos los Eliseos en el pueblo comparten una leyenda que cuenta que la Muerte, cuando llega, camina con ruidosos pasos que misteriosamente no oímos. Eliseo Alegre es la excepción. Una noche, le cuenta a su hermana que oyó la cercanía de la muerte, y que la iba a eludir. La expresión futbolística no es casual.

El guionista concluye que, cuando no queden testigos, Eliseo morirá de verdad. Berti lo contradice

Los testigos informan que Eliseo Alegre fue vendido a un club nacional y que murió mientras jugaba la final de Argentina contra Alemania. Como si se sintieran obligados a cumplir con la intención de Eliseo de “eludir” a la muerte, los amigos ocultan su fin al pueblo, y depositan el cuerpo en la casa gris. Si el padre de Eliseo le robó un día de vida registrando el nacimiento 24 horas después, los amigos le regalan un día más postergando el descubrimiento de su muerte. Berti es sin duda uno de los escritores más talentosos de su generación. Sus libros constituyen un tesoro de magistrales ejemplos de las casi infinitas posibilidades que la literatura (como el fútbol) ofrece. El guionista concluye que, cuando no queden testigos, Eliseo morirá de verdad. Berti lo contradice. Aún sin testigos, gracias a Berti, Eliseo Alegre seguirá siendo inmortal.

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El artista inglés Grayson Perry realizó una cerámica que tituló El fútbol representa todo lo que más odio. A ese arduo sentimiento se opone el del cantautor Chico Buarque (Eduardo Berti lo pone de epígrafe), quien dice que un hombre tocando el cielo puede definirse con una sola palabra: “fútbol”. Paraíso e infierno son dos caras de la misma moneda.

Más sutil que Messi, más mágico que Maradona, con mejor técnica que Ronaldo, que no haya existido no menoscaba su genio

Eliseo Alegre fue el mejor futbolista del mundo, más sutil que Messi, más mágico que Maradona, con mejor técnica que Ronaldo. El hecho de no haber existido no menoscaba su genio: una vida imaginaria no es por eso una vida imposible. “Cada tanto, raras veces, aparece algún pianista que reinventa el equilibrio entre la mano izquierda y la mano derecha”, cuenta alguien que lo vio jugar. Eliseo, dice, reinventó el equilibrio entre el pie izquierdo, el hábil, y el derecho, el pie de apoyo. “Esto era lo más genial: con un solo movimiento ocurrían mil cosas (…) Parecía reinventar la ley de gravedad”. De niño, Eliseo no quería jugar, alegando una enfermedad que le prohibía hacer esfuerzos físicos. Por eso, cuando al fin comenzó, la gente creyó que algo imposible estaba ocurriendo. “Era como si el elefante hubiera descubierto un día, directamente, que había nacido para ser costurero”.

Berti presenta su convincente retrato de Eliseo Alegre como un guion de cine (supuestamente, la cámara no miente) a través de los monólogos de testigos, desde el de un amigo de infancia hasta el de los responsables de la mise-en-scène de su muerte. El genio de Berti consiste en hacernos creer en el genio de Eliseo Alegre. Dante llamó a esta técnica contar “mentiras no-falsas”.

Paso a paso, el guion nos revela la biografía de Eliseo. Descubrimos que la madre soltera se instaló con sus hijos en un pueblito perdido de la Patagonia, Los Pozos, en una llamada “casa gris” donde, decían, había ocurrido un crimen. Pero ¿por qué instaló allí a su familia? La hermana de Eliseo nunca obtuvo una respuesta, pero el guion va revelando algunas claves. Cuando, ya adulto, Eliseo se entera de que el hombre que dejó embarazada a su madre tenía unos 20 años más que ella, y que registró el nacimiento del niño un día después del parto, Eliseo tiene dos reacciones. La primera, una furia asesina, como la de Hamlet. La segunda, un sentimiento de vergüenza al sospechar que tal vez ha heredado su talento del abusador de su madre.

Para Eliseo, el fútbol es un milagro temporal, “una profesión fugaz”. Ese tiempo es “imbatible porque es invisible”, dice Eliseo. “Y lo invisible es difícil de controlar”. La fama del imbatible Eliseo puebla a Los Pozos de Eliseos y Eliseas, bautizados en homenaje al héroe. Berti se complace en jugar con la multiplicación de nombres —una novela anterior, Todos los Funes (Anagrama, 2004), es el ejemplo más cabal de este juego— provocando en el lector la pesadilla de un héroe que se multiplica al infinito. Así, todos los Eliseos en el pueblo comparten una leyenda que cuenta que la Muerte, cuando llega, camina con ruidosos pasos que misteriosamente no oímos. Eliseo Alegre es la excepción. Una noche, le cuenta a su hermana que oyó la cercanía de la muerte, y que la iba a eludir. La expresión futbolística no es casual.

El guionista concluye que, cuando no queden testigos, Eliseo morirá de verdad. Berti lo contradice

Los testigos informan que Eliseo Alegre fue vendido a un club nacional y que murió mientras jugaba la final de Argentina contra Alemania. Como si se sintieran obligados a cumplir con la intención de Eliseo de “eludir” a la muerte, los amigos ocultan su fin al pueblo, y depositan el cuerpo en la casa gris. Si el padre de Eliseo le robó un día de vida registrando el nacimiento 24 horas después, los amigos le regalan un día más postergando el descubrimiento de su muerte. Berti es sin duda uno de los escritores más talentosos de su generación. Sus libros constituyen un tesoro de magistrales ejemplos de las casi infinitas posibilidades que la literatura (como el fútbol) ofrece. El guionista concluye que, cuando no queden testigos, Eliseo morirá de verdad. Berti lo contradice. Aún sin testigos, gracias a Berti, Eliseo Alegre seguirá siendo inmortal.

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Eduardo Berti 
Impedimenta, 2025
168 páginas. 21,50 euros

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