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  Libros  ‘La hora de los depredadores’, de Giuliano da Empoli: iluminante y escalofriante retrato de un nuevo mundo
Libros

‘La hora de los depredadores’, de Giuliano da Empoli: iluminante y escalofriante retrato de un nuevo mundo

octubre 7, 2025
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Asistimos a la génesis brutal de un nuevo mundo que está arrollando toda esperanza de un orden razonablemente pacífico y justo, fundamentado en instituciones y normas compartidas. La convulsión tiene rasgos aterradores y desconcertantes. En medio de esa inquietud y desorientación, Giuliano da Empoli ha firmado un ensayo que llega como un viento frío que despeja la bruma que dificulta la mirada —y provoca escalofríos—: La hora de los depredadores (Seix Barral).

La certera tesis central del libro subraya la convergencia de intereses entre los patrones de las grandes tecnológicas y los líderes políticos de instintos autoritarios y nacionalpopulistas, evidenciando la naturaleza estructural de ese contubernio. “Estas dos especies de depredadores sacan su poder de la insurrección digital y ninguna de las dos está dispuesta a tolerar que se pongan límites”, escribe Da Empoli. Los líderes del anterior orden titubearon a la hora de poner reglas y frenos a los señores tecnológicos; estos aprovecharon ese margen para consolidarse, crecer, arrollar, y pronto decidieron que quería defenestrar a esa clase dirigente, la davosiana, y encumbrar el conglomerado autoritario y nacionalpopulista más conveniente para sus intereses.

Da Empoli construye su obra equilibrando con bella mesura distintos instrumentos de los que dispone: una aguda mirada analítica, un acceso de primer nivel al poder —por razón de sus actividades como asesor político—, un sólido poso cultural y, también, un bienvenido sentido del humor, que de forma inesperada causa sonrisas además de escalofríos en medio de la descripción de un tenebroso mundo borgiano, según su definición. Resulta acertada la levedad de la pincelada —tal vez herencia de importante parte del legado cultural italiano— que retrata el apocalipsis.

La estructura del ensayo es una suerte de mosaico. Se compone de una docena de teselas, escenas de ejercicio del poder captadas a lo largo y ancho del mundo, que sirven para encarnar en lugares físicos, interacciones reales, con viveza, el sentido del devenir del mundo. Sentido que tiene mucho que ver con la disposición a la acción brutal de los depredadores frente a una contraparte titubeante, anclada en el pensamiento, en el conocimiento, en las dudas, en la búsqueda de diálogo y de compromisos. Esa asimetría de las disposiciones del alma ha entregado una enorme ventaja fáctica a los primeros.

Los partidarios de la democracia, de los derechos humanos, nos hallamos rezagados, varias pantallas por detrás de los depredadores, que ya no son insurgentes, sino que ejercen el poder

No cabe duda ninguna de que los partidarios de la democracia, de los derechos humanos, de un mundo fundamentado en instituciones y normas compartidas observamos atónitos el hundimiento de nuestros proyectos y esperanzas; nos hallamos rezagados, varias pantallas por detrás de los depredadores de Da Empoli, que ya no son insurgentes, sino que ejercen el poder. La demolición de todo vestigio de sueño multilateral avanza al galope. No hemos hallado todavía las claves necesarias para responder a ese ataque.

En ese sentido, me gustaría poder disfrutar de la agudeza de la mirada de Da Empoli en clave constructiva, no solo descriptiva. No es el objetivo de esta obra, y no se puede, por tanto, reprochárselo, pero a medida en que pasan las páginas se siente el anhelo de que esa lucidez no solo describa, sino que también proponga vías de acción, de respuesta. Sin duda, el autor despliega el potencial de su inteligencia y de su experiencia en esa clave de construcción en distintos ámbitos de su actividad, como asesor político, director del think tank Volta o profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París. Tal vez en el futuro tendremos un ensayo suyo que ilumine el camino de réplica.

“La ventana de oportunidad que existía hasta ayer para que un sistema de reglas se pusiera en marcha se ha cerrado. La idea misma de un límite a la lógica de la fuerza, de las finanzas y de las criptomonedas, el desbocamiento de la IA y de las tecnologías vinculadas a ella, o al vuelco del orden internacional hacia la jungla, ha salido del ámbito de lo concebible”, escribe Da Empoli, que es también autor de la novela El mago del Kremlin, traducida a 35 idiomas.

Sería una ingenuidad infantil negar que la jungla avanza desatada, irrumpe en los espacios en los cuales se había intentado construir foros civilizados. Es una ingenuidad infantil —y arriesgada— no entender que hay que pertrecharse para un tiempo dominado, más que el anterior, por la lógica de la fuerza. ¿Pero debemos resignarnos a que la idea misma de un límite a esa lógica haya salido del ámbito de lo concebible? Ahí está la cuestión espiritual, política y estratégica de nuestro tiempo.

En cualquier caso, si el exceso de elucubración intelectual frena la acción necesaria para incidir en el mundo, la comprensión de la realidad en la que se vive es el paso primigenio de toda respuesta eficaz. La hora de los depredadores cumple magníficamente esa función con una textura narrativa cristalina y agradable y con tesis certeras, iluminadoras y, ay, profundamente inquietantes. A partir de ahí, como rezan las últimas palabras del ensayo, “la lucha continúa”.

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Los líderes del anterior orden titubearon a la hora de poner reglas y frenos a los señores tecnológicos; estos aprovecharon ese margen para consolidarse, crecer, arrollar, y pronto decidieron que quería defenestrar a esa clase dirigente, la davosiana, y encumbrar el conglomerado autoritario y nacionalpopulista más conveniente para sus intereses.Da Empoli construye su obra equilibrando con bella mesura distintos instrumentos de los que dispone: una aguda mirada analítica, un acceso de primer nivel al poder —por razón de sus actividades como asesor político—, un sólido poso cultural y, también, un bienvenido sentido del humor, que de forma inesperada causa sonrisas además de escalofríos en medio de la descripción de un tenebroso mundo borgiano, según su definición. Resulta acertada la levedad de la pincelada —tal vez herencia de importante parte del legado cultural italiano— que retrata el apocalipsis.La estructura del ensayo es una suerte de mosaico. Se compone de una docena de teselas, escenas de ejercicio del poder captadas a lo largo y ancho del mundo, que sirven para encarnar en lugares físicos, interacciones reales, con viveza, el sentido del devenir del mundo. Sentido que tiene mucho que ver con la disposición a la acción brutal de los depredadores frente a una contraparte titubeante, anclada en el pensamiento, en el conocimiento, en las dudas, en la búsqueda de diálogo y de compromisos. Esa asimetría de las disposiciones del alma ha entregado una enorme ventaja fáctica a los primeros.Los partidarios de la democracia, de los derechos humanos, nos hallamos rezagados, varias pantallas por detrás de los depredadores, que ya no son insurgentes, sino que ejercen el poderNo cabe duda ninguna de que los partidarios de la democracia, de los derechos humanos, de un mundo fundamentado en instituciones y normas compartidas observamos atónitos el hundimiento de nuestros proyectos y esperanzas; nos hallamos rezagados, varias pantallas por detrás de los depredadores de Da Empoli, que ya no son insurgentes, sino que ejercen el poder. La demolición de todo vestigio de sueño multilateral avanza al galope. No hemos hallado todavía las claves necesarias para responder a ese ataque.En ese sentido, me gustaría poder disfrutar de la agudeza de la mirada de Da Empoli en clave constructiva, no solo descriptiva. No es el objetivo de esta obra, y no se puede, por tanto, reprochárselo, pero a medida en que pasan las páginas se siente el anhelo de que esa lucidez no solo describa, sino que también proponga vías de acción, de respuesta. Sin duda, el autor despliega el potencial de su inteligencia y de su experiencia en esa clave de construcción en distintos ámbitos de su actividad, como asesor político, director del think tank Volta o profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París. Tal vez en el futuro tendremos un ensayo suyo que ilumine el camino de réplica.“La ventana de oportunidad que existía hasta ayer para que un sistema de reglas se pusiera en marcha se ha cerrado. La idea misma de un límite a la lógica de la fuerza, de las finanzas y de las criptomonedas, el desbocamiento de la IA y de las tecnologías vinculadas a ella, o al vuelco del orden internacional hacia la jungla, ha salido del ámbito de lo concebible”, escribe Da Empoli, que es también autor de la novela El mago del Kremlin, traducida a 35 idiomas.Sería una ingenuidad infantil negar que la jungla avanza desatada, irrumpe en los espacios en los cuales se había intentado construir foros civilizados. Es una ingenuidad infantil —y arriesgada— no entender que hay que pertrecharse para un tiempo dominado, más que el anterior, por la lógica de la fuerza. ¿Pero debemos resignarnos a que la idea misma de un límite a esa lógica haya salido del ámbito de lo concebible? Ahí está la cuestión espiritual, política y estratégica de nuestro tiempo.En cualquier caso, si el exceso de elucubración intelectual frena la acción necesaria para incidir en el mundo, la comprensión de la realidad en la que se vive es el paso primigenio de toda respuesta eficaz. La hora de los depredadores cumple magníficamente esa función con una textura narrativa cristalina y agradable y con tesis certeras, iluminadoras y, ay, profundamente inquietantes. A partir de ahí, como rezan las últimas palabras del ensayo, “la lucha continúa”. Seguir leyendo  

Asistimos a la génesis brutal de un nuevo mundo que está arrollando toda esperanza de un orden razonablemente pacífico y justo, fundamentado en instituciones y normas compartidas. La convulsión tiene rasgos aterradores y desconcertantes. En medio de esa inquietud y desorientación, Giuliano da Empoli ha firmado un ensayo que llega como un viento frío que despeja la bruma que dificulta la mirada —y provoca escalofríos—: La hora de los depredadores (Seix Barral).

La certera tesis central del libro subraya la convergencia de intereses entre los patrones de las grandes tecnológicas y los líderes políticos de instintos autoritarios y nacionalpopulistas, evidenciando la naturaleza estructural de ese contubernio. “Estas dos especies de depredadores sacan su poder de la insurrección digital y ninguna de las dos está dispuesta a tolerar que se pongan límites”, escribe Da Empoli. Los líderes del anterior orden titubearon a la hora de poner reglas y frenos a los señores tecnológicos; estos aprovecharon ese margen para consolidarse, crecer, arrollar, y pronto decidieron que quería defenestrar a esa clase dirigente, la davosiana, y encumbrar el conglomerado autoritario y nacionalpopulista más conveniente para sus intereses.

Da Empoli construye su obra equilibrando con bella mesura distintos instrumentos de los que dispone: una aguda mirada analítica, un acceso de primer nivel al poder —por razón de sus actividades como asesor político—, un sólido poso cultural y, también, un bienvenido sentido del humor, que de forma inesperada causa sonrisas además de escalofríos en medio de la descripción de un tenebroso mundo borgiano, según su definición. Resulta acertada la levedad de la pincelada —tal vez herencia de importante parte del legado cultural italiano— que retrata el apocalipsis.

La estructura del ensayo es una suerte de mosaico. Se compone de una docena de teselas, escenas de ejercicio del poder captadas a lo largo y ancho del mundo, que sirven para encarnar en lugares físicos, interacciones reales, con viveza, el sentido del devenir del mundo. Sentido que tiene mucho que ver con la disposición a la acción brutal de los depredadores frente a una contraparte titubeante, anclada en el pensamiento, en el conocimiento, en las dudas, en la búsqueda de diálogo y de compromisos. Esa asimetría de las disposiciones del alma ha entregado una enorme ventaja fáctica a los primeros.

Los partidarios de la democracia, de los derechos humanos, nos hallamos rezagados, varias pantallas por detrás de los depredadores, que ya no son insurgentes, sino que ejercen el poder

No cabe duda ninguna de que los partidarios de la democracia, de los derechos humanos, de un mundo fundamentado en instituciones y normas compartidas observamos atónitos el hundimiento de nuestros proyectos y esperanzas; nos hallamos rezagados, varias pantallas por detrás de los depredadores de Da Empoli, que ya no son insurgentes, sino que ejercen el poder. La demolición de todo vestigio de sueño multilateral avanza al galope. No hemos hallado todavía las claves necesarias para responder a ese ataque.

En ese sentido, me gustaría poder disfrutar de la agudeza de la mirada de Da Empoli en clave constructiva, no solo descriptiva. No es el objetivo de esta obra, y no se puede, por tanto, reprochárselo, pero a medida en que pasan las páginas se siente el anhelo de que esa lucidez no solo describa, sino que también proponga vías de acción, de respuesta. Sin duda, el autor despliega el potencial de su inteligencia y de su experiencia en esa clave de construcción en distintos ámbitos de su actividad, como asesor político, director del think tank Volta o profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París. Tal vez en el futuro tendremos un ensayo suyo que ilumine el camino de réplica.

“La ventana de oportunidad que existía hasta ayer para que un sistema de reglas se pusiera en marcha se ha cerrado. La idea misma de un límite a la lógica de la fuerza, de las finanzas y de las criptomonedas, el desbocamiento de la IA y de las tecnologías vinculadas a ella, o al vuelco del orden internacional hacia la jungla, ha salido del ámbito de lo concebible”, escribe Da Empoli, que es también autor de la novela El mago del Kremlin, traducida a 35 idiomas.

Sería una ingenuidad infantil negar que la jungla avanza desatada, irrumpe en los espacios en los cuales se había intentado construir foros civilizados. Es una ingenuidad infantil —y arriesgada— no entender que hay que pertrecharse para un tiempo dominado, más que el anterior, por la lógica de la fuerza. ¿Pero debemos resignarnos a que la idea misma de un límite a esa lógica haya salido del ámbito de lo concebible? Ahí está la cuestión espiritual, política y estratégica de nuestro tiempo.

En cualquier caso, si el exceso de elucubración intelectual frena la acción necesaria para incidir en el mundo, la comprensión de la realidad en la que se vive es el paso primigenio de toda respuesta eficaz. La hora de los depredadores cumple magníficamente esa función con una textura narrativa cristalina y agradable y con tesis certeras, iluminadoras y, ay, profundamente inquietantes. A partir de ahí, como rezan las últimas palabras del ensayo, “la lucha continúa”.

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Giuliano da Empoli
Traducción de Adolfo García Ortega
Seix Barral, 2025
184 páginas. 19,90 euros

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Giuliano da Empoli
Traducción de Josep M. Pinto
Edicions 62, 2025 (en catalán)
152 páginas. 19,90 euros

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