La palabra pasatiempos puede resultar disuasoria en una época en la que lo que más nos falta es el tiempo. ¿Quién quiere “pasar el tiempo” cuando la consigna es aprovecharlo al máximo? Y, sin embargo, los pasatiempos pueden ser muy útiles. Como un gimnasio para nuestras neuronas, para desconectar del móvil, si los resolvemos en papel, para aprender cosas nuevas, adquirir vocabulario o desarrollar la concentración y el pensamiento lógico, y, lo más importante, por diversión o por el puro placer de afrontar un reto y superarlo.
Con el propósito de ofrecer a sus lectores un entretenimiento alejado de las pantallas, desafiar su ingenio y estimularles a mover las células grises, EL PAÍS lanza una colección compuesta por tres libros con 900 juegos en total, concebidos para acompañarlos este verano en tumbonas, sofás y hamacas. Se trata de una selección de rompecabezas, muchos de ellos publicados por algunos de los más destacados expertos en la materia del diario. El seguidor habitual de esta sección en el periódico impreso o en la web reconocerá en estos desafíos el sello de calidad de firmas como las de Eduardo Delgado, Tarkus; Nataly Sanoja, Jurjo o José Luis Herencia, Mambrino, crucigramista del diario durante 17 años, hasta su muerte en 2019, y creador junto a su predecesor, Peko, de un estilo reconocible que convertía a los lectores en cómplices de su sentido del humor y de sus juegos de palabras.
Los tres volúmenes pueden adquirirse juntos o por separado en librerías o en la página colecciones.elpais.com. El primero de los libros incluye 200 sopas de letras y crucigramas, y se vende a 12,90 euros. El segundo, con 200 sudokus de diferentes niveles, también tiene un precio de 12,90 euros. El tercero incluye 500 pasatiempos variados: crucigramas, sopas de letras, sudokus y palabras secretas —pasatiempo que consiste en descubrir un término de cinco letras en el menor número de intentos posibles—. Su precio es de 17,90 euros. Los libros han sido editados por Temas de Hoy.
Estudios recientes sugieren que los crucigramas pueden ser eficaces para retrasar y prevenir el deterioro cognitivo porque requieren un pensamiento complejo. Hay múltiples pistas que apuntan a su efecto positivo para la mente, sobre todo si se combinan con prácticas como el descanso reparador, una dieta correcta, una vida social enriquecedora y el ejercicio físico.
Resolver estos desafíos impresos en papel aporta además un beneficio añadido, al favorecer la desconexión, al menos durante un rato, de dispositivos a los que se dedican cada vez más horas al día. En general, los pasatiempos pueden servir para mejorar las habilidades que ayudan a resolver problemas y agudizar la concentración y la memoria. Pero, sobre todo, pueden ayudar a apartar durante un rato las preocupaciones de la cabeza y ofrecer esa chispa de satisfacción que proporciona dar con la última definición que se resistía, colocar el único número posible en la última casilla en blanco o encontrar la palabra que faltaba en una maraña de letras.
La palabra pasatiempos puede resultar disuasoria en una época en la que lo que más nos falta es el tiempo. ¿Quién quiere “pasar el tiempo” cuando la consigna es aprovecharlo al máximo? Y, sin embargo, los pasatiempos pueden ser muy útiles. Como un gimnasio para nuestras neuronas, para desconectar del móvil, si los resolvemos en papel, para aprender cosas nuevas, adquirir vocabulario o desarrollar la concentración y el pensamiento lógico, y, lo más importante, por diversión o por el puro placer de afrontar un reto y superarlo.Con el propósito de ofrecer a sus lectores un entretenimiento alejado de las pantallas, desafiar su ingenio y estimularles a mover las células grises, EL PAÍS lanza una colección compuesta por tres libros con 900 juegos en total, concebidos para acompañarlos este verano en tumbonas, sofás y hamacas. Se trata de una selección de rompecabezas, muchos de ellos publicados por algunos de los más destacados expertos en la materia del diario. El seguidor habitual de esta sección en el periódico impreso o en la web reconocerá en estos desafíos el sello de calidad de firmas como las de Eduardo Delgado, Tarkus; Nataly Sanoja, Jurjo o José Luis Herencia, Mambrino, crucigramista del diario durante 17 años, hasta su muerte en 2019, y creador junto a su predecesor, Peko, de un estilo reconocible que convertía a los lectores en cómplices de su sentido del humor y de sus juegos de palabras.Los tres volúmenes pueden adquirirse juntos o por separado en librerías o en la página colecciones.elpais.com. El primero de los libros incluye 200 sopas de letras y crucigramas, y se vende a 12,90 euros. El segundo, con 200 sudokus de diferentes niveles, también tiene un precio de 12,90 euros. El tercero incluye 500 pasatiempos variados: crucigramas, sopas de letras, sudokus y palabras secretas —pasatiempo que consiste en descubrir un término de cinco letras en el menor número de intentos posibles—. Su precio es de 17,90 euros. Los libros han sido editados por Temas de Hoy. Estudios recientes sugieren que los crucigramas pueden ser eficaces para retrasar y prevenir el deterioro cognitivo porque requieren un pensamiento complejo. Hay múltiples pistas que apuntan a su efecto positivo para la mente, sobre todo si se combinan con prácticas como el descanso reparador, una dieta correcta, una vida social enriquecedora y el ejercicio físico.Resolver estos desafíos impresos en papel aporta además un beneficio añadido, al favorecer la desconexión, al menos durante un rato, de dispositivos a los que se dedican cada vez más horas al día. En general, los pasatiempos pueden servir para mejorar las habilidades que ayudan a resolver problemas y agudizar la concentración y la memoria. Pero, sobre todo, pueden ayudar a apartar durante un rato las preocupaciones de la cabeza y ofrecer esa chispa de satisfacción que proporciona dar con la última definición que se resistía, colocar el único número posible en la última casilla en blanco o encontrar la palabra que faltaba en una maraña de letras. Seguir leyendo
Una colección de libros
con crucigramas
históricos del diario, sudokus y sopas de letras desafía a los lectores estas vacaciones
La palabra pasatiempos puede resultar disuasoria en una época en la que lo que más nos falta es el tiempo. ¿Quién quiere “pasar el tiempo” cuando la consigna es aprovecharlo al máximo? Y, sin embargo, los pasatiempos pueden ser muy útiles. Como un gimnasio para nuestras neuronas, para desconectar del móvil, si los resolvemos en papel, para aprender cosas nuevas, adquirir vocabulario o desarrollar la concentración y el pensamiento lógico, y, lo más importante, por diversión o por el puro placer de afrontar un reto y superarlo.
Con el propósito de ofrecer a sus lectores un entretenimiento alejado de las pantallas, desafiar su ingenio y estimularles a mover las células grises, EL PAÍS lanza una colección compuesta por tres libros con 900 juegos en total, concebidos para acompañarlos este verano en tumbonas, sofás y hamacas. Se trata de una selección de rompecabezas, muchos de ellos publicados por algunos de los más destacados expertos en la materia del diario. El seguidor habitual de esta sección en el periódico impreso o en la web reconocerá en estos desafíos el sello de calidad de firmas como las de Eduardo Delgado, Tarkus; Nataly Sanoja, Jurjo o José Luis Herencia, Mambrino, crucigramista del diario durante 17 años, hasta su muerte en 2019, y creador junto a su predecesor, Peko, de un estilo reconocible que convertía a los lectores en cómplices de su sentido del humor y de sus juegos de palabras.
Los tres volúmenes pueden adquirirse juntos o por separado en librerías o en la página colecciones.elpais.com. El primero de los libros incluye 200 sopas de letras y crucigramas, y se vende a 12,90 euros. El segundo, con 200 sudokus de diferentes niveles, también tiene un precio de 12,90 euros. El tercero incluye 500 pasatiempos variados: crucigramas, sopas de letras, sudokus y palabras secretas —pasatiempo que consiste en descubrir un término de cinco letras en el menor número de intentos posibles—. Su precio es de 17,90 euros. Los libros han sido editados por Temas de Hoy.
Estudios recientes sugieren que los crucigramas pueden ser eficaces para retrasar y prevenir el deterioro cognitivo porque requieren un pensamiento complejo. Hay múltiples pistas que apuntan a su efecto positivo para la mente, sobre todo si se combinan con prácticas como el descanso reparador, una dieta correcta, una vida social enriquecedora y el ejercicio físico.
Resolver estos desafíos impresos en papel aporta además un beneficio añadido, al favorecer la desconexión, al menos durante un rato, de dispositivos a los que se dedican cada vez más horas al día. En general, los pasatiempos pueden servir para mejorar las habilidades que ayudan a resolver problemas y agudizar la concentración y la memoria. Pero, sobre todo, pueden ayudar a apartar durante un rato las preocupaciones de la cabeza y ofrecer esa chispa de satisfacción que proporciona dar con la última definición que se resistía, colocar el único número posible en la última casilla en blanco o encontrar la palabra que faltaba en una maraña de letras.
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