<p>»No prometo nada, pero voy a intentar que no pase tanto tiempo», apunta risueña <a href=»https://www.elmundo.es/cultura/2015/06/08/5571ba4c268e3eff608b457a.html» target=»_blank»><strong>Samanta Schweblin</strong></a> (Buenos Aires, 1978) a EL MUNDO cuando le preguntamos por su largo silencio literario. <strong>Siete años desde su perturbadora novela </strong><a href=»https://www.elmundo.es/cultura/laesferadepapel/2018/10/26/5bc74a6722601daa358b4617.html» target=»_blank»><i><strong>Kentukis</strong></i></a><strong> y ya una década desde el multipremiado volumen de relatos </strong><a href=»https://www.elmundo.es/cultura/2015/04/09/55265a6922601d4b178b4581.html» target=»_blank»><i><strong>Siete casas vacías</strong></i></a><strong> son demasiados para el lector</strong>, aunque como apunta en la Biblioteca Eugenio Trías del Retiro a su paso por Madrid, antes de embarcarse en una gira exprés por varias ciudades de España, «cuentos siempre hay, estoy escribiendo todo el tiempo, pero un libro de cuentos no es un rejunte de lo que uno vino escribiendo los últimos años. <strong>La idea es armar un corpus que entre sí tenga vasos comunicantes, relatos que sumen sentido y tengan una dirección particular</strong>, que trabajen juntos en una dirección».</p>
La maestra del cuento argentina publica ‘El buen mal’, un conjunto de seis relatos en los que a través de temas como el miedo, la culpa o la muerte reflexiona sobre nuestro incierto presente. «Lo que llamamos normalidad es una convención que nos permite vivir, pero también nos enjaula»
<p>»No prometo nada, pero voy a intentar que no pase tanto tiempo», apunta risueña <a href=»https://www.elmundo.es/cultura/2015/06/08/5571ba4c268e3eff608b457a.html» target=»_blank»><strong>Samanta Schweblin</strong></a> (Buenos Aires, 1978) a EL MUNDO cuando le preguntamos por su largo silencio literario. <strong>Siete años desde su perturbadora novela </strong><a href=»https://www.elmundo.es/cultura/laesferadepapel/2018/10/26/5bc74a6722601daa358b4617.html» target=»_blank»><i><strong>Kentukis</strong></i></a><strong> y ya una década desde el multipremiado volumen de relatos </strong><a href=»https://www.elmundo.es/cultura/2015/04/09/55265a6922601d4b178b4581.html» target=»_blank»><i><strong>Siete casas vacías</strong></i></a><strong> son demasiados para el lector</strong>, aunque como apunta en la Biblioteca Eugenio Trías del Retiro a su paso por Madrid, antes de embarcarse en una gira exprés por varias ciudades de España, «cuentos siempre hay, estoy escribiendo todo el tiempo, pero un libro de cuentos no es un rejunte de lo que uno vino escribiendo los últimos años. <strong>La idea es armar un corpus que entre sí tenga vasos comunicantes, relatos que sumen sentido y tengan una dirección particular</strong>, que trabajen juntos en una dirección».</p>
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