<p>Un genio adolescente despierta en un lugar extraño lleno de niños con habilidades inusuales como él. El sitio se llama el Instituto y en él se realizan crueles experimentos con estos chavales con poderes especiales como la telequinesis. Seguramente, a muchos este argumento les suene a <i><strong>Stranger Things</strong></i>, pero la cosa se remonta a mucho tiempo atrás y tiene a <strong>Stephen King como pieza clave de un vasto universo interconectado</strong>. La adaptación de su novela <i><strong>The Institute</strong></i> llega a <strong>MGM+</strong> en forma de serie de televisión y promete crear conexiones insólitas entre clásicos de la fantasía.</p>
La última adaptación del maestro del terror plantea una posibilidad de universo compartido donde caben muchos de sus personajes de su obra, de Carrie al niño de El Resplandor
Un genio adolescente despierta en un lugar extraño lleno de niños con habilidades inusuales como él. El sitio se llama el Instituto y en él se realizan crueles experimentos con estos chavales con poderes especiales como la telequinesis. Seguramente, a muchos este argumento les suene a Stranger Things, pero la cosa se remonta a mucho tiempo atrás y tiene a Stephen King como pieza clave de un vasto universo interconectado. La adaptación de su novela The Institute llega a MGM+ en forma de serie de televisión y promete crear conexiones insólitas entre clásicos de la fantasía.
Aunque no hay nada oficial, en esta serie se puede trazar fácilmente un patrón recurrente desde Carrie, la adolescente de la película de Brian De Palma con poderes telequinéticos, a El resplandor, en la que Danny Torrance tenía una capacidad de premonición que lo convierte en un objetivo de fuerzas malévolas. Y aunque el protagonista de La zona muerta ya tenía una edad, su capacidad para adivinar el futuro tampoco desentona.
La clave de bóveda de este espacio compartido se encuentra en La Torre Oscura, el magnum opus de King que funciona como el eje central de todo su universo literario y presentaba a niños sometidos a rigurosos exámenes mentales para comprobar si son «rompedores», es decir, si tienen la capacidad de destruir los haces que sostienen la Torre Oscura, el nexo de todos los mundos. Aquí es donde uno empieza a pensar que Carrie White o Danny Torrance podrían haber sido también esos rompedores y empiezan las teorías fascinantes.
Es como si los experimentos del Instituto pudieran estar sirviendo a un propósito similar, aunque el precedente más práctico es Ojos de fuego, que presentaba a una niña con poderes piroquinéticos, que huye de La Tienda, una agencia gubernamental que busca convertir a los niños especiales en supersoldados psíquicos que establece el modelo de instituciones que secuestran y experimentan con niños especiales. Incluso existen teorías sobre si La Tienda estaba intentando fabricar «rompedores», con lo que el Instituto podría ser una versión más moderna y sofisticada.
Aunque no opere en la Guerra Fría, el Instituto surge de la investigación de los experimentos reales del programa MK Ultra de la CIA, que seguro que inspiró en parte a King. Aunque no hay que desechar a De Palma como catalizador ya que, tras Carrie, hizo una especie de secuela apócrifa llamada La Furia en la que, efectivamente, los chavales con poderes eran perseguidos por instituciones. Una conexión cinematográfica que construye una genealogía cultural que va más allá de la obra de Stephen King y deja un legado en la cultura popular moderna que encuentra su último exponente en Stranger Things, con sus experimentos infantiles al estilo del Instituto y La Tienda.
De forma similar, Logan, la última entrega de la trilogía Wolverine, tenía a Laura, una niña mutante creada en un laboratorio que debe escapar de sus creadores, en una trama sorprendentemente idéntica a la de Ojos de Fuego, aunque esa idea siempre ha sido una constante en toda la saga X-Men.
La serie de MGM+ tiene la oportunidad de explorar estas conexiones con vínculos más explícitos con otras obras de King, pero es muy difícil por la gestión de los derechos de su obra, por lo que no es fácil que lleguemos a ver un universo como el de Marvel, con cameos y crossovers, aunque en el fondo es muy fácil establecer la línea de puntos hasta esta, su última exploración de su propia mitología.
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