<p>Escondidos en bosques de todo el mundo, un ejército de<strong> trolls gigantes de madera</strong> está emergiendo con una misión singular: mostrar a los humanos cómo vivir en <strong>armonía con el planeta</strong> sin destruirlo. El artista danés <strong>Thomas Danbo</strong> y su equipo son los cerebros detrás de estas impresionantes esculturas, todas construidas a partir de <strong>materiales desechados</strong> como palés de madera, muebles viejos y barriles de vino.</p>
El principal objetivo de sus obras escultóricas es revelar a los seres humanos cómo vivir en armonía con el planeta sin destruirlo
Escondidos en bosques de todo el mundo, un ejército de trolls gigantes de madera está emergiendo con una misión singular: mostrar a los humanos cómo vivir en armonía con el planeta sin destruirlo. El artista danés Thomas Danbo y su equipo son los cerebros detrás de estas impresionantes esculturas, todas construidas a partir de materiales desechados como palés de madera, muebles viejos y barriles de vino.
Doce años después del inicio de su proyecto ‘Sendero de Mil Trol’, las creaciones de Danbo suman ya 170 esculturas, repartidas por más de 20 países y 21 estados de Estados Unidos. Cada año, el equipo de Danbo añade alrededor de 25 trolls a esta colección global, alcanzando algunos hasta 12 metros de altura. «Creo que podemos hacer cualquier cosa con cualquier cosa», asegura Danbo desde su granja en Copenhague. «Estamos ahogándonos en la basura. Pero también sabemos que la basura de un hombre es el tesoro de otro».
Una de las instalaciones más recientes, titulada ‘Los Trols Salvan a los Humanos’, se exhibe en Filoli, una histórica finca de 263 hectáreas de bosques y jardines en Woodside (California). Estas seis esculturas buscan reconectar a los visitantes con la naturaleza, como señaló Jeannette Weederman, una visitante.
Cada trol de Dambo tiene una personalidad y una historia propia. En Filoli, por ejemplo, el trol Ibbi Pip se dedica a construir casas para pájaros, Rosa Sunfinger planta flores y Kamma Can crea joyas a partir de la basura humana. Kara Newport, directora ejecutiva de Filoli, explica que cada escultura «inspira a las personas a pensar en sus propias historias, en qué tipo de criaturas podrían vivir en sus bosques y hacer esa conexión con los seres vivos en la naturaleza».
Tradicionalmente, a los trols de Dambo no les gustan los humanos por su derroche de recursos y contaminación. Al vivir miles de años, estas criaturas míticas han sido testigos de la fuerza destructiva de las civilizaciones humanas. Sin embargo, los seis jóvenes trols de Filoli adoptan una visión más optimista, creyendo que pueden enseñar a las personas a proteger el medio ambiente. «Quieren salvar a los humanos. Así que lo hacen enseñándoles cómo ser mejores humanos, ser humanos que no destruyen la naturaleza», afirma Dambo, de 45 años, quien se define como poeta y ex artista de hip hop. «Esperan salvarlos de que se los coman los trols más viejos».
Las esculturas de Dambo se encuentran «escondidas en bosques, montañas, selvas y praderas» en Europa, América del Norte, Australia, Chile y Corea del Sur. La mayoría han sido construidas con materiales locales y ensambladas in situ por su equipo de artesanos y artistas, con la valiosa ayuda de voluntarios locales. «Mi exposición ahora tiene cuatro millones y medio de visitantes al año a nivel global, y todo está hecho de basura junto con voluntarios», destaca Dambo. «Eso es una enorme prueba de por qué no deberíamos tirar las cosas, sino por qué deberíamos reciclarlas».
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