Skip to content
  domingo 22 junio 2025
Novedad
junio 22, 2025A ningún lado junio 22, 2025En un vivero, como en las librerías, se entremezclan historias y emociones junio 22, 2025Inma Benedito: “La peña hetero no tiene la menor idea de cómo follamos las lesbianas” junio 22, 2025No vamos a ser más papistas que el Papa junio 22, 2025La vida de triunfador y la solitaria muerte a los 53 años de Carlos Marín, el español de Il Divo junio 22, 2025Un rastro de luz o de destrozos junio 22, 2025Libros para comprender el proceso de fermentación del pan: lo que tu ‘router’ puede hacer por tu masa madre y otros trucos junio 21, 2025José Sacristán, lucidez crítica en la tarima de la izquierda junio 21, 2025La negra ardilla junio 21, 202550 años de ‘Tiburón’, la película que revolucionó el cine de terror (y traumatizó a varias generaciones)
  • Entradas
  • Sobre Nosotros
  • Contacto
EscritoresdeÉlite | Todo lo que pase en la Élite lo contamos.
  • Arte
  • Cine
  • Televisión
  • Cultura
  • Libros
  • Teatro
  • Historia
  • Contacto
EscritoresdeÉlite | Todo lo que pase en la Élite lo contamos.
EscritoresdeÉlite | Todo lo que pase en la Élite lo contamos.
  • Arte
  • Cine
  • Televisión
  • Cultura
  • Libros
  • Teatro
  • Historia
  • Contacto
  • Entradas
  • Sobre Nosotros
  • Contacto
EscritoresdeÉlite | Todo lo que pase en la Élite lo contamos.
  Libros  No hay historia (tampoco de Grecia) sin mujeres en el relato
Libros

No hay historia (tampoco de Grecia) sin mujeres en el relato

junio 17, 2025
FacebookX TwitterPinterestLinkedInTumblrRedditVKWhatsAppEmail

En los inicios de la historiografía sobre las mujeres, la llamada historia del género y ahora historia mixta, fue habitual enhebrar un relato a partir de las fuentes literarias y no exento de una propensión a la victimización. Tenía ello su lógica si pensamos que la fuente principal de la que se bebía eran obras escritas por varones, legitimadores de la razón patriarcal y que acostumbraban a reflejar más el ideal que la realidad.

Esa ubicua moralización de la historia convertía el silencio en el ornato de la mujer y la casa y el telar en su lugar natural y escuela de virtud. Por si no fuera poco, esa asimetría social se revelaba haciendo elocuentes los silencios para señalar que su participación fue vetada en la economía, la política o la guerra, ámbitos que en el mundo clásico definían la ciudadanía plena.

Con el tiempo se amplió el estudio de las fuentes, se aprendió a leer entre líneas y se descubrió a mujeres en todos los ámbitos profesionales; desde la artesanía a la banca, desde el comercio a la medicina que las convertían, más allá del ámbito de los cuidados señalado por la arqueología feminista, en auténticos y verdaderos sujetos económicos. Hacía falta tan solo una aproximación honesta para descubrir que las restricciones de derechos por el género, que existieron, no fueron tan lesivas como la primera historiografía sobre las mujeres quiso manifestar, mezclando algunas veces historiografía y feminismo, combinación siempre legítima si, como dijo la sabia Nicole Loraux, se hace un uso moderado del anacronismo.

De esa nueva mirada participa el trabajo de Sue Blundell, Las mujeres de la antigua Grecia, con la voluntad firme de recuperar las voces de unas mujeres habitualmente silenciadas en las narrativas históricas. Han pasado cincuenta años desde que Sarah B. Pomeroy iniciase esa andadura con su provocador y revolucionario Diosas, rameras, esposas y esclavas y el empeño no solo sigue siendo necesario, sino que sobre todo, de un tiempo a esta parte, es también innovador porque lo que se pretende es ampliar la definición de ciudadanía de la Grecia antigua para poder incluir en ella a las mujeres como agentes en la comunidad ciudadana, política, y sin las cuales sería imposible entender verdaderamente el funcionamiento de la sociedad griega, ni que fuera, como indica la misma autora en la introducción, para parir más hombres y más mujeres que posibilitaron que siguieran funcionando las instituciones, la guerra, la economía o la producción de cultura.

Otra lúcida reflexión vertebra este ensayo de historia del género, a saber, que incorporar a las mujeres en el relato de la historia escrita en masculino sigue siendo imperativo, no porque su caso sea un caso especial, algo que conllevaría el riesgo, como decía el gran Eric Hobsbawm, de que la historia de las mujeres fuera una historia escrita por mujeres y para consumo y consolación de las mujeres.

Para Blundell, con la sabiduría que irradia de sus canas y que ha trasmitido desde la enseñanaza universitaria o el Museo Británico, títulos como el suyo deberían ser títulos de transición hasta el día que se haya incluido en los escritos históricos a la otra mitad de los seres humanos. Estarán entonces de más títulos como Las mujeres en… o Las mujeres de… y escribiremos una historia mixta y coral, una verdadera historia del género inclusiva liberada de prejuicios patriarcales, que resucite para una segunda vida a aquellas mujeres de la Grecia antigua cuyas voces fueron silenciadas, sencillamente porque es imposible escribir historia ocultando la agencia de las mujeres. Mientras ese día no llegue, bienvenidas sean obras tituladas Las mujeres en… o Las mujeres de…

Más Noticias

No hay historia (tampoco de Grecia) sin mujeres en el relato

junio 17, 2025

Bárbara, yo sí te creo

junio 12, 2025

Annie Ernaux, la fotografía como un cuchillo

junio 20, 2025

Trump contra Emilia Pardo Bazán

junio 21, 2025

Seguir leyendo

 En los inicios de la historiografía sobre las mujeres, la llamada historia del género y ahora historia mixta, fue habitual enhebrar un relato a partir de las fuentes literarias y no exento de una propensión a la victimización. Tenía ello su lógica si pensamos que la fuente principal de la que se bebía eran obras escritas por varones, legitimadores de la razón patriarcal y que acostumbraban a reflejar más el ideal que la realidad. Esa ubicua moralización de la historia convertía el silencio en el ornato de la mujer y la casa y el telar en su lugar natural y escuela de virtud. Por si no fuera poco, esa asimetría social se revelaba haciendo elocuentes los silencios para señalar que su participación fue vetada en la economía, la política o la guerra, ámbitos que en el mundo clásico definían la ciudadanía plena. Con el tiempo se amplió el estudio de las fuentes, se aprendió a leer entre líneas y se descubrió a mujeres en todos los ámbitos profesionales; desde la artesanía a la banca, desde el comercio a la medicina que las convertían, más allá del ámbito de los cuidados señalado por la arqueología feminista, en auténticos y verdaderos sujetos económicos. Hacía falta tan solo una aproximación honesta para descubrir que las restricciones de derechos por el género, que existieron, no fueron tan lesivas como la primera historiografía sobre las mujeres quiso manifestar, mezclando algunas veces historiografía y feminismo, combinación siempre legítima si, como dijo la sabia Nicole Loraux, se hace un uso moderado del anacronismo.De esa nueva mirada participa el trabajo de Sue Blundell, Las mujeres de la antigua Grecia, con la voluntad firme de recuperar las voces de unas mujeres habitualmente silenciadas en las narrativas históricas. Han pasado cincuenta años desde que Sarah B. Pomeroy iniciase esa andadura con su provocador y revolucionario Diosas, rameras, esposas y esclavas y el empeño no solo sigue siendo necesario, sino que sobre todo, de un tiempo a esta parte, es también innovador porque lo que se pretende es ampliar la definición de ciudadanía de la Grecia antigua para poder incluir en ella a las mujeres como agentes en la comunidad ciudadana, política, y sin las cuales sería imposible entender verdaderamente el funcionamiento de la sociedad griega, ni que fuera, como indica la misma autora en la introducción, para parir más hombres y más mujeres que posibilitaron que siguieran funcionando las instituciones, la guerra, la economía o la producción de cultura.Otra lúcida reflexión vertebra este ensayo de historia del género, a saber, que incorporar a las mujeres en el relato de la historia escrita en masculino sigue siendo imperativo, no porque su caso sea un caso especial, algo que conllevaría el riesgo, como decía el gran Eric Hobsbawm, de que la historia de las mujeres fuera una historia escrita por mujeres y para consumo y consolación de las mujeres. Para Blundell, con la sabiduría que irradia de sus canas y que ha trasmitido desde la enseñanaza universitaria o el Museo Británico, títulos como el suyo deberían ser títulos de transición hasta el día que se haya incluido en los escritos históricos a la otra mitad de los seres humanos. Estarán entonces de más títulos como Las mujeres en… o Las mujeres de… y escribiremos una historia mixta y coral, una verdadera historia del género inclusiva liberada de prejuicios patriarcales, que resucite para una segunda vida a aquellas mujeres de la Grecia antigua cuyas voces fueron silenciadas, sencillamente porque es imposible escribir historia ocultando la agencia de las mujeres. Mientras ese día no llegue, bienvenidas sean obras tituladas Las mujeres en… o Las mujeres de… Seguir leyendo  

En los inicios de la historiografía sobre las mujeres, la llamada historia del género y ahora historia mixta, fue habitual enhebrar un relato a partir de las fuentes literarias y no exento de una propensión a la victimización. Tenía ello su lógica si pensamos que la fuente principal de la que se bebía eran obras escritas por varones, legitimadores de la razón patriarcal y que acostumbraban a reflejar más el ideal que la realidad.

Esa ubicua moralización de la historia convertía el silencio en el ornato de la mujer y la casa y el telar en su lugar natural y escuela de virtud. Por si no fuera poco, esa asimetría social se revelaba haciendo elocuentes los silencios para señalar que su participación fue vetada en la economía, la política o la guerra, ámbitos que en el mundo clásico definían la ciudadanía plena.

Con el tiempo se amplió el estudio de las fuentes, se aprendió a leer entre líneas y se descubrió a mujeres en todos los ámbitos profesionales; desde la artesanía a la banca, desde el comercio a la medicina que las convertían, más allá del ámbito de los cuidados señalado por la arqueología feminista, en auténticos y verdaderos sujetos económicos. Hacía falta tan solo una aproximación honesta para descubrir que las restricciones de derechos por el género, que existieron, no fueron tan lesivas como la primera historiografía sobre las mujeres quiso manifestar, mezclando algunas veces historiografía y feminismo, combinación siempre legítima si, como dijo la sabia Nicole Loraux, se hace un uso moderado del anacronismo.

De esa nueva mirada participa el trabajo de Sue Blundell, Las mujeres de la antigua Grecia, con la voluntad firme de recuperar las voces de unas mujeres habitualmente silenciadas en las narrativas históricas. Han pasado cincuenta años desde que Sarah B. Pomeroy iniciase esa andadura con su provocador y revolucionario Diosas, rameras, esposas y esclavas y el empeño no solo sigue siendo necesario, sino que sobre todo, de un tiempo a esta parte, es también innovador porque lo que se pretende es ampliar la definición de ciudadanía de la Grecia antigua para poder incluir en ella a las mujeres como agentes en la comunidad ciudadana, política, y sin las cuales sería imposible entender verdaderamente el funcionamiento de la sociedad griega, ni que fuera, como indica la misma autora en la introducción, para parir más hombres y más mujeres que posibilitaron que siguieran funcionando las instituciones, la guerra, la economía o la producción de cultura.

Otra lúcida reflexión vertebra este ensayo de historia del género, a saber, que incorporar a las mujeres en el relato de la historia escrita en masculino sigue siendo imperativo, no porque su caso sea un caso especial, algo que conllevaría el riesgo, como decía el gran Eric Hobsbawm, de que la historia de las mujeres fuera una historia escrita por mujeres y para consumo y consolación de las mujeres.

Para Blundell, con la sabiduría que irradia de sus canas y que ha trasmitido desde la enseñanaza universitaria o el Museo Británico, títulos como el suyo deberían ser títulos de transición hasta el día que se haya incluido en los escritos históricos a la otra mitad de los seres humanos. Estarán entonces de más títulos como Las mujeres en… o Las mujeres de… y escribiremos una historia mixta y coral, una verdadera historia del género inclusiva liberada de prejuicios patriarcales, que resucite para una segunda vida a aquellas mujeres de la Grecia antigua cuyas voces fueron silenciadas, sencillamente porque es imposible escribir historia ocultando la agencia de las mujeres. Mientras ese día no llegue, bienvenidas sean obras tituladas Las mujeres en… o Las mujeres de…

Sue Blundell
Traducción de María Antonia de Miquel Serra
RBA, 2025
384 páginas
24,90 euros

Búsquelo en su librería

 EL PAÍS

FacebookX TwitterPinterestLinkedInTumblrRedditVKWhatsAppEmail
El universo plástico de Marcos Morau triunfa en los Premios Max
La vida del padre Mugica, el sacerdote asesinado que marcó al Papa Francisco, salta a la gran pantalla
Leer también
Libros

A ningún lado

junio 22, 2025
Libros

En un vivero, como en las librerías, se entremezclan historias y emociones

junio 22, 2025
Libros

Inma Benedito: “La peña hetero no tiene la menor idea de cómo follamos las lesbianas”

junio 22, 2025
Cine

No vamos a ser más papistas que el Papa

junio 22, 2025
Libros

La vida de triunfador y la solitaria muerte a los 53 años de Carlos Marín, el español de Il Divo

junio 22, 2025
Libros

Un rastro de luz o de destrozos

junio 22, 2025
Cargar más

Maria Arnal, un cohete directo a la cima de las folclóricas modernas en el escenario que ya vio crecer a Rosalía

junio 13, 2025

RTVE cancela ‘La familia de la tele’ y este miércoles será su último programa

junio 17, 2025

La isla de los tiburones

junio 14, 2025

Luis Tosar: «Existe el riesgo de banalizar los problemas de salud mental. Se están mercantilizando»

junio 11, 2025

Así es ‘Agárrate al sillón’, el concurso sustituto de ‘Reacción en cadena’ que se enfrentará a ‘Pasapalabra’

junio 10, 2025

La inagotable fascinación por Torrente Malvido, escritor y ladrón de guante blanco

junio 18, 2025

“Cine para imbéciles” y “basura pomposa”: aquel primer guion de ‘Star Wars’ que no gustó absolutamente a nadie

junio 19, 2025

‘Inés’: realismo mágico frente al miedo trágico de Elena Garro

junio 10, 2025

José Sacristán, lucidez crítica en la tarima de la izquierda

junio 21, 2025

Bill Murray en ‘El hormiguero’: anécdotas sin enjundia y la gracieta de cantar ‘Mi carro’

junio 13, 2025

    © 2024. EscritoredeÉlite. Todos los derechos reservados.
    • Aviso Legal
    • Política de Cookies
    • Política de Privacidad